"Colombia me parece un país orgulloso de un concepto de belleza que cada vez es más convencional, más foráneo, de gente perfectamente bronceada.

Aquí uno encuentra la belleza en los lugares más inesperados y en los cuerpos que son comunes. A mí, por ejemplo, la espalda de Porfirio me parece supremamente viril. Jasbleidy, aunque no sea un prototipo, me parece un tipo de belleza muy victoriana.

En la película, cuando ella le dice a Porfirio en la cama, la noche antes de subirse al avión, "¿por qué no me llevas?", me recuerda a la Olympia de Manet mirando directamente al espectador, con su cuerpo tal cual como es.

En el estreno en España estaban un poco aterrorizados con esos cuerpos, como si en el cine los únicos cuerpos posibles fueran los de Angelina Jolie y Brad Pitt", declara el cineasta Alejandro Landes a la revista  Semana de Colombia.

Se refiere a Porfirio, la primera película colombiana rodada completamente en CinemaScope, técnica que hace que las imágenes se vean más anchas. Se filmó  en Florencia, Caquetá y su guión fue desarrollado durante la Residencia de la Cinefondation de Cannes, en París y en el Screenwriter’s y Director’s Lab del Sundance Instute de Utah.

Él es formado en Economía, con estudios de Arquitectura y Literatura, nacido hace 30 años en Sao Paulo, hijo de madre colombiana y padre ecuatoriano.

Creció en Quito, pero unas vacaciones familiares en Medellín con su abuelo y su familia materna Echavarría le dieron un fuerte arraigo.  Por ello Porfirio, una coproducción entre 4 naciones latinoamericanas, es considerada como una película colombiana de un realizador ecuatoriano.

El filme, cuyo eje no es el secuestro a pesar  de ser sobre el "aeropirata" Porfirio Rodríguez, fue señalado como parte de la cuota ecuatoriana en el Premio Horizontes en el  59 Festival Internacional de Cine de San Sebastián.

Se ha exhibido también en la Quincena de Realizadores del 64  Festival de Cine de Cannes, el Festival de Biarritz y fue  ganador del Golden Peacock en la edición 42 del Festival Internacional de Cine de India-Goa. En India la película gustó, a pesar de que ahí se aborrece como en ningún otro lugar el terrorismo.  

Entre los actores naturales que dan vida a esta ópera prima de  ficción, está el mismo Porfirio Rodríguez. Él es un colono tolimense que llegó a Playa Rica, donde prosperó con fincas y una estación de gasolina, pero al que una bala perdida de la policía lo dejó parapléjico, en silla de ruedas, reducido a vender minutos de celular en su casa, donde ahora cumple  8 años de prisión.

El antecedente por el que fue elegido para  representarse a sí mismo es que el 12 de septiembre de 2005 secuestró un avión con rumbo a Bogotá, con 2 granadas camufladas entre sus pañales, para llamar la atención del presidente Álvaro Uribe.

En el filme Porfirio, ese hombre encerrado en un cuerpo, se “suelta” con la voz:  canta varias veces en escenas claves (e gusta componer rancheras; su sueño es llegar a ser escuchado por Vicente Fernández).

A Semana, Landes comenta: “Me parecía que había cierta ironía en la circularidad de esa historia. Un hombre discapacitado, encerrado en una casa, que termina preso en esa misma casa. El Estado, que lo había condenado a vivir en esa casa, vuelve y lo condena a vivir en la misma casa. Más que un arco narrativo, un círculo narrativo, es como una historia donde pasa de todo y no pasa nada”.