Out there! es la gira que realiza el artista británico en sudamérica
Paul McCartney, pirotecnia y rock en Chile (GALERÍA)
Nueve y media de la noche. Las luces del Movistar Arena de Santiago se apagan y los 12.000 asistentes encienden sus celulares y lanzan una ovación ensordecedora. Paul McCartney aparece en el escenario con su bajo Hofner –el mismo que utiliza desde 1963-, chaqueta negra y camisa blanca. El exbeatle saluda al público y de inmediato suenan los primeros acordes de Magical Mystery Tour. Por la pantalla gigante se visualizan imágenes sicodélicas y tanto la voz como los arreglos de bronce de este tema suenan con nitidez.
Por 2 horas 45 minutos McCartney no solo confirma su vigencia a sus 71 años, sino que también su hambre por explorar nuevas canciones y tendencias musicales.
Es la tercera visita de Sir Paul a Chile (1993, 2011), pero esta es la primera vez que el recital ocurre en un recinto cerrado, con un ambiente mucho más íntimo.
Hay banderas de Uruguay donde el sábado arrancó la gira sudamericana que el 28 de abril llegará al estadio de Liga Deportiva Universitaria de Quito, la primera vez del exbeatle en Ecuador, en un concierto que tendrá carácter de hito y que hará historia en un escenario más grande que el utilizado en Santiago. Pero también en la capital chilena hay emblemas de Argentina y Brasil, países que no están incluidos en este tour, que también pasará por Perú y Costa Rica.
El segundo tema de la noche es Save Us, de su álbum New, su más reciente publicación. De este disco también sonarán Queenie Eye, New y Everybody out there. Todas estas canciones suenan bien potentes y apegadas a su versión original. Es lo nuevo de Paul. Pero los fans realmente explotan con los temas de The Beatles. El primer estallido ocurre con All my loving, secundada por imágenes de los Fab Four en su filme A Hard Day’s Night. Lo mismo sucede con Paperback Writer, donde McCartney desenfunda su guitarra Epiphone Casino, la misma que adquirió en 1964, en época de plena beatlemanía.
McCartney, se ha dicho muchas veces, es un artista versátil y esto queda en evidencia a lo largo de todo el concierto. Utiliza su bajo para los temas de The Beatles y Wings, pero también se sienta al piano, se cuelga guitarras acústicas y eléctricas y hasta un ukelele para Something, tema clásico de George Harrison y uno de los momentos más emotivos de la noche, por el homenaje que realiza para su fallecido amigo. Paul también tiene sentidas palabras para su ‘hermano John’, cuando interpreta Here Today. En aquel momento el exbeatle queda solo en el escenario y se eleva 3 metros en una plataforma. Entonces nuevamente se prenden los celulares y algunos encendedores. Es una noche mágica, en la que su protagonista interactúa constantemente con el público. El set acústico también incluye Blackbird y And I love her.
Durante el transcurso del concierto, Paul habla en español y utiliza modismos chilenos. En Ecuador hará exactamente lo mismo, pues se sabe que revisa con anterioridad sobre la cultura de los países que visita. También cuenta una anécdota: “Cuando estaba en la escuela, en Liverpool, nos enseñaban español. Aún recuerdo esta canción: Tres conejos arriba de un árbol tocando el tambor, que sí, que no, que los he visto yo”. Entonces el público ríe y aplaude. Los temas de Wings también suenan más rockeros, como Let me Roll it o Live and Let Die, otro de los momentos de entusiasmo de la noche con pirotecnia incluida.
La banda que ha acompañado a McCartney en los últimos 12 años suena perfecta. “El show del martes consolida a una leyenda en plenitud absoluta de sus condiciones, con un registro vocal que no ha sufrido mayores daños con el tiempo y una banda dotadísima, hábil y diestra a la hora de revivir todos los timbres y matices que construyeron la obra maciza de The Beatles, los Wings y la vida solista del propio exbeatle”, señala a EL TELÉGRAFO Claudio Vergara, crítico musical del diario La Tercera de Chile.
Paul se permite también verdaderas gemas del catálogo beatle, piezas más desconocidas y que en esta gira interpreta por primera vez, como Lovely Rita y Being for the Benefit of Mr. Kite!, ambas canciones del disco Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. “Jamás pensé que vería a Paul McCartney en un recinto cerrado, en un concierto íntimo. Cuando uno vive en Sudamérica es algo que solo se logra en Estados Unidos o el Reino Unido. Tampoco pensé que Paul volvería a Sudamérica. Fue uno de los mejores recitales de mi vida. Interpretó muchas canciones de The Beatles y pese a su edad se mantiene muy bien; su voz está prácticamente intacta y es muy carismático”, comenta Cristina Cifuentes, fan de McCartney.
El recital avanza rápido, pese a la contundencia de la puesta en escena. Y remata con clásicos como Let it Be, Yesterday, Hey Jude, Back in the USSR y I Saw Her Standing There. “A sus 71 años, McCartney todavía logra algo sorprendente: que su música sea una celebración a la vida y ser capaz de llevar a la práctica la célebre frase de Baudelaire, ser sublime sin interrupción”, señaló Felipe Rodríguez, crítico de diario El Mercurio.
“Ver a McCartney en un presente cruzado por la vigencia y la vitalidad es lo más cercano que nosotros, los nacidos en el siglo XX, estaremos de un hombre casi renacentista, de esos que siguen reinventándose en base a su propia grandeza; de aquellos que expanden hasta su muerte los límites de su arte. De esos que solo pensábamos que existían en los libros escolares”, concluye el comentarista Claudio Vergara, que ha visto nada menos que 12 shows de McCartney.