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El pasillo es la ‘poesía’ más recitada por los ecuatorianos

El requintista Rosalino Quintero junto al inmortal Julio Jaramillo Laurido.
El requintista Rosalino Quintero junto al inmortal Julio Jaramillo Laurido.
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01 de octubre de 2018 - 18:02 - Redacción Cultura

El pasillo es un ritmo musical que se constituye en un símbolo de la identidad ecuatoriana, apenas desde inicios del siglo XX. Antes, este género urbano, derivado del vals europeo, se extendió por los actuales territorios de Centroamérica y el norte de Sudamérica, durante las guerras independentistas de principios del siglo XIX, y aún hoy sobreviven formas de pasillo en Panamá, Colombia y Costa Rica.

En un principio fue interpretado por bandas militares en actos públicos y más tarde se convirtió en un ritmo bailable muy apetecido por la alta burguesía de la época como un anclaje con la cultura proveniente de España.

Sin embargo, con la Revolución Liberal, en 1895 y la ruptura de la hegemonía que ostentaba la iglesia Católica, la sociedad ecuatoriana recibió influjos importantes de la poesía modernista, emblema de la aristocracia intelectual de entonces, y de la cultura europea y estadounidense, y aprovecha la apertura que el pujante movimiento comercial promueve para movilizar e intercambiar elementos culturales.

Esto aporta con nuevos motivos líricos para las composiciones y el ritmo resulta todavía más representativo de las clases pudientes, pues excluye cualquier aditamento extraído de la música indígena.

Alrededor de la década de los sesenta del siglo XX, el pasillo se torna una canción y ralentiza su tiempo para dar paso al uso de influencias indígenas como el canto más nasal y la escala pentatónica. Se pasa del baile a la canción.

Según el poeta orense Roy Sigüenza, “en sus orígenes el pasillo fue puro sentimiento bailable, compuesto a partir de líricas o poemas modernistas, esa escuela poética musical y trascendente que prestigiaba el amor romántico -heterosexista, cuanto más mejor- y todas sus secuelas: la tristeza y todos sus sinónimos”.



La siguiente etapa relegó a la forma bailable para dar preeminencia a la canción. Es esta forma de pasillo la que se consolida como un referente de identidad ecuatoriana, con composiciones célebres. Algunas de las más sonadas son “Lamparilla”, de Miguel Ángel Casares; “Faltándome tú”, de Carlos Falquez, entre otros.

El pasillo ha tenido intérpretes de inmensa talla a escala nacional, como por ejemplo: las voces del Dúo Ecuador, el Dúo Benítez y Valencia, y Carlota Jaramillo, pero el más afamado intérprete y quien consiguió popularizar la música ecuatoriana en gran parte del mundo fue el guayaquileño Julio Jaramillo Laurido, nacido un 1 de octubre de 1935, y en cuyo honor el Gobierno Nacional del Ecuador, en 1993, declaró a esta fecha como el Día Nacional del Pasillo Ecuatoriano. (I)

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