París escruta las obsesiones de Robert Crumb
Robert Crumb, sátiro obsesivo y maestro del cómic "underground", recibe el homenaje del Museo de Arte Moderno de la ciudad de París a través de una amplia retrospectiva sobre las cinco décadas que el estadounidense lleva instalado en la provocación.
"Es extraño, para un pionero de la contracultura, exponer en un templo de la cultura", explicó el dibujante al recorrer con la prensa la exposición "Crumb. Del underground al Génesis", que hoy se abre al público y puede visitarse hasta el próximo 19 de agosto.
A través de cerca de 700 dibujos originales y 200 revistas, el museo escruta el afilado humor del autor de esas inconfundibles viñetas de trazo denso y contenido inquieto que le han convertido en una referencia insoslayable de la contracultura estadounidense.
Sexo, droga y música de los años veinte. Son algunas de las obsesiones de Crumb (Philadelphia, 1943), artista perverso con reputación de misógino que reconoce que a los siete años se sentía sexualmente atraído por el inocente Bugs Bunny.
Poco después, en 1959 crearía a Fritz the Cat, un gato libertino y vicioso inspirado en su adolescencia, criado en una familia disfuncional que abandonó a los 19 años, al borde del suicidio, para adentrarse en el San Francisco del que los hippies hicieron bandera.
Corrían tiempos en los que el cómic alternativo (comix) de revistas y fanzines como "Mad" o "Help!" habían suplantado a los superhéroes y villanos por historietas sobre la decadencia de la sociedad estadounidense, la libertad y el libertinaje sexual, el consumo de drogas psicodélicas o el albor de los movimientos ecologistas.
Crumb, que había conocido a Harvey Kurtzman, editor de "Help!", publicaba sus primeros reportajes gráficos mientras deliraba con LSD, influyente alucinógeno que había cambiado su visión del mundo y dado origen a algunos de sus personajes más aplaudidos, entre ellos Mr. Natural.
Luego nacería su propia revista, "Zap Cómix", donde "sus historias cortas y desenfrenadas cargan contra las convenciones morales y sociales de Estados Unidos a través del sexo, la violencia, la droga, el absurdo y el nihilismo", según resumen las explicaciones de la muestra de París.
En las páginas de esa publicación, Crumb vierte sus obsesiones y consagra su talento a retratarse como un perverso sexual acomplejado, vergonzoso, depresivo e infiel.
"Encarna la decadencia del hombre blanco, todavía dominante pero hecho un verdadero despojo moral y físicamente", apunta la muestra en la que Sébastien Gokalp ejerce como comisario.
Sin embargo, Crumb "no se adscribe a los valores hippies ni al culto del dinero y del éxito, desconfía de la cultura y la estética contemporánea y arremete contra las sórdidas derivas de la humanidad", añaden los responsables de la exposición.
En los ochenta, casado e instalado en una vida más ordenada, cambia ligeramente su estilo, lanza la revista "Weirdo" y se inspira en los dos grandes amores de su vida, su esposa Aline y la música.
No en vano, la exposición de París también se sumerge en los retratos sobre los ídolos del blues y el country de Crumb, que tiene una colección de más de 6.000 vinilos de 78 revoluciones y ha diseñado las portadas de varios de ellos.
Y se detiene también en la relación del artista con la literatura, a través de sus ilustraciones en la biografía de Kafka firmada por David Zane Mairowitz o de las planchas concebidas para el libro del incisivo Charles Bukoswki "Tráeme tu amor y otros relatos".
En definitiva, París propone un minucioso paseo por la mente y el talento de un prolífico artista afincado desde hace veinte años en un pueblecito del sur de Francia cercano a Nîmes, desde donde sigue dibujando incansablemente, a sus 68 años.
Los aficionados al cómic que visiten París en las próximas fechas están de enhorabuena. Además de la muestra sobre Crumb, la ciudad muestra en el Centro Pompidou hasta el 21 de mayo otra retrospectiva sobre Art Spiegelman, premio Pulitzer por su novela gráfica "Maus".