"La música la doy con el alma"
Su voz, al otro lado del auricular, se escucha alegre y vital. Celebrar 85 años de vida y 55 de trayectoria artística en Ecuador es motivo de satisfacción para la cantante Consuelo Vargas y sus miles de seguidores en el país y el mundo.
Ícono de la música ecuatoriana, quizás nunca imaginó que su partida un día desde su Huguelén natal (sur de Argentina), iniciando una exitosa carrera en Buenos Aires, culminaría por azar de la vida y el amor en este país andino.
Ha interpretado pasillos, sanjuanitos, yaravíes, albazos y pasacalles típicamente ecuatorianos, al igual que boleros, zambas y canciones del repertorio popular latinoamericano.
Por estos días prepara junto a su inseparable trío Los Reales y su hijo Christian Hidrovo con su Big Band, un concierto virtual que lleva por nombre El día que me quieras y que recordará esas dos grandes fechas de su calendario. Las entradas cuestan $ 8.
¿Cómo se dio ese amor por Ecuador?
Soy argentina, pero ecuatoriana de corazón, pues soy ciudadana de este país. Yo en Argentina grabé música ecuatoriana en la RCA Víctor porque el gerente era Ricardo Mejía (oriundo de Bahía de Caráquez), creador del Club del Clan. Grabé Sombras y Lamparilla, que en esa época ya eran populares en la voz de Julio Jaramillo.
Desde ahí me empezó a gustar la música ecuatoriana y tuve la oportunidad de que me contrataran en Perú y allí me salió una propuesta para venir a la Feria de Caraguay, que ahora es Durán, en Guayaquil, donde conocí a mi esposo Homero Huidrobo, nos enamoramos y nos casamos.
Así es que hace 55 años que estoy en Ecuador, seguí cantando la música de aquí aunque también de otros países, pues con el bolero Soledad ganamos el disco de oro y es una canción venezolana.
¿Por qué el concierto se llama El día que me quieras?
Como se sabe, es el nombre de una famosa canción de Carlos Gardel, muy querida para mí, que yo la cantaba, pero que luego la dejé porque me dedicaba a otras. Es una canción muy emotiva, me gustaba ese nombre y siempre quise volverla a cantar y esta me parece que es la mejor oportunidad.
¿Cómo nació ese cariño por el pasillo?
En primer lugar porque me quedé radicada acá en Ecuador luego de mi matrimonio con Homero, quien me enseñaba esa música. También por mi amistad con Carlota Jaramillo, mi gran amiga, quien también me guiaba, me daba a conocer las canciones y me enseñaba a hacer las quintas.
¿Qué ha significado el trío Los Reales en su vida?
Lo ha sido todo para mí, son 55 años. Homerito, el guitarrista Eduardo Erazo, Joel Sánchez, César Balseca, Luis Gallegos, José Antonio Baquero que han estado conmigo durante toda mi carrera.
¿Ha vuelto a Argentina?
Sí, he vuelto y este año, si Dios quiere, y si todo esto de la pandemia termina, espero viajar. Yo me radiqué en Buenos Aires donde cantaba en el Club del Clan con Palito Ortega y otros buenos cantantes de esa época.
¿Qué va a ofrecer en el concierto del 19 de julio?
De todo. Va a estar la Bid Bang de mi hijo Christian Hidrovo. Cantaré números como El día que me quieras, Soledad, y el trío me acompañará con la guitarra. Serán casi dos horas de canto, unas 30 o 35 canciones.
¿Cómo mantiene esa voz?
Primero las gárgaras, vocalizando mucho para que no se duerman las cuerdas vocales. Este año solamente pude cantar en enero y febrero. Estuve en enero en Los Ángeles donde me condecoraron por los años de trayectoria junto a Héctor Jaramillo, allí el alcalde nos dio un diploma.
¿Cómo ha sentido su relación con el público ecuatoriano?
Yo me entrego al público, sobre todo con los pasillos pues me enamoré de ellos, los canto como si fuera ecuatoriana, aunque lo soy, naturalizada, pero tengo esa forma de cantar que gusta a mi público.
¿Considera que el canto ha sido una cura para usted?
Sí, me ha ayudado muchísimo pues la música es un mensaje que uno da con el alma y a este hermoso país me he entregado en alma, vida y corazón.
¿Cómo ha sido su vida en este confinamiento?
¡Ohhhh! hace tres meses y medio que estoy en casa, a veces viene mi hijo a llevarme en el auto a dar una vueltecita, encerradita, y ahí de vuelta a casa. De salud estoy muy bien. (I)