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Ecuador, 20 de Enero de 2025
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El Telégrafo
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Mario Vargas Llosa, el escritor profesional

En una de las salas del Instituto de Estudios de Investigaciones Peruanas “Raúl Porras Barrenechea” reposa, enmarcada y sobre la pared, una fotografía de Mario Vargas Llosa a sus veinte años: sentado sobre una silla, con la espalda arqueada, inclinada su cabeza frente a la máquina de escribir a la que parece pegado, con devoción umbilical, sin que le importe nada más. Todo en la imagen es concentración.

Esa foto es del tiempo en que el joven arequipeño hacía las veces de asistente de Porras Barrenechea, uno de los historiadores más notables del Perú. “Esa relación es decisiva en su formación como creador, pues se vuelve un ser metódico con la investigación, disciplinado en la búsqueda y redacción de datos, en cierto sentido, se profesionaliza como escritor”, apunta Julio Zabala, jefe editorial de Librerías Ibero.

A sus 77 años, al autor de 18 novelas, 2 libros de cuentos, 23 de ensayo, 9 obras de teatro, una autobiografía y más de un centenar de publicaciones diversas, no se le ocurre darse por vencido.

El primer tiraje de cualquiera de las obras de Vargas Llosa no es menor a 25 mil ejemplaresEs un reflejo adquirido con la práctica y los años: nadie lo recuerda como alguien para el que perder el tiempo fuese una ocupación.

Pero: ¿Hacia dónde lleva Vargas Llosa un estilo así? La respuesta deja de ser un lugar común cuando se enfoca en el análisis del discurso que puebla su obra.

En las primeras novelas de Vargas Llosa, más allá de la nutrición externa con que se define su formación, se refleja un interés marcado por una mirada hacia el Perú.

Es un síntoma que comparte con toda la Generación del 50, de la que forma parte, y que lo lleva a observar, con ojos de desconcierto, el cambio constante que sufre Lima, encerrada todavía en su nostalgia oligárquica y ajena por completo a los problemas de la Sierra gamonalista y la invisibilidad política de la selva.

Ese testimonio se asienta en obras como Conversación en la Catedral, en la que el recordado Zavalita preguntará “¿En qué momento se jodió el Perú?”.

En sus primeras novelas –que son también las más hermosas– llega a reflejar esa tensión, no solo narrativa, formal, sino también argumentalmente. Pensemos nada más en La Casa Verde. Logra transmitir una crisis ideológica, cierta ambigüedad en la aceptación o negación del proyecto”, señala el narrador peruano Carlos Yushimito.

En adelante, el apoyo a causas de izquierda alternará con el duro cuestionamiento a los abusos del poderEn 1981 esa ambigüedad sería resuelta. La publicación de La guerra del fin del mundo, de acuerdo a la crítica, una de las novelas más logradas por el escritor peruano, propone, bajo la historia del enfrentamiento entre yagunzos y militares brasileños, un discurso que representa su modo ideal de solucionar la integración de lo “primitivo” a la modernidad: la orientación del poder a calmar la agitación popular.

En 1953 Vargas Llosa era un estudiante de la Universidad San Marcos protestando en las plazas contra el gobierno de Manuel Odría.

Lo hacía como parte del Movimiento Cahuide, nombre adoptado por el Partido Comunista del Perú como respuesta a la persecución estatal. Unos meses después renuncia a este movimiento y se afilia a las filas del Partido Demócrata Cristiano, con la esperanza de que la situación cambie.

En adelante, su filiación siempre tendrá algo de dubitativo: el apoyo a causas de izquierda alternará con el duro cuestionamiento a los abusos del poder.

Terry Eagleton, en su ensayo Ideología: una introducción, apuesta por la certidumbre al relacionar ideología y creación: ningún creador podrá estar aislado de la corriente ideológica que su discurso persiga.

Para Patricia de Souza, novelista peruana, esa ha sido una marca que tiende a agravarse en el trabajo de Vargas Llosa con el tiempo.

Un conservadorismo marcado, influencia a la narración volviéndola llana, sin efecto, lo que lo aparta de sus contemporáneos, pues no logra adaptarse a los cambios.

Desde la publicación de La ciudad y los perros (1963) hasta El héroe discreto (2013), han pasado cinco décadas y, con ellas, cinco posibles generaciones de lectores. “Vargas Llosa ha formado a lectores del país, y lo más llamativo de eso es que ha aportado a que se sigan multiplicando”, dice Zabala.

El primer tiraje de cualquiera de las obras de Vargas Llosa no es menor a 25 mil ejemplares. Y eso es poco si pensamos en el mercado informal, en el que la piratería, de acuerdo a las cifras, produce el doble de ese tiraje.

A una semana de su presencia en el mercado, El héroe discreto figuró como la obra más vendida, de una lista de 10, en México. A Ernesto Carlín, periodista limeño, la reciente novela de Vargas Llosa no lo entusiasma.

No lo dice pero deja entrever su escepticismo calificando a la obra como un retorno. No solo porque en ella aparezcan personajes ya utilizados en sus anteriores obras –Lituma, Don Rigoberto, Fonchito, Doña Lucrecia- sino porque nuevamente el Perú vuelve a ser su territorio de desarrollo.

“También retornan el idealista, siempre enfrentándose al mundo, o esa relación de padres e hijos, conflictiva y enmarcada, ahora, en un contexto de auge económico”, dice.

Lo que es novedoso es también, al mismo tiempo, llamativo: Perú es ahora, en la novela como en los discursos de la realidad, un lugar en el que el sueño de la clase media se cumple. Donde, como ha dicho el propio Vargas Llosa: “tenemos democracia… tenemos una política de apertura, de defensa de la propiedad privada, de estímulo a la inversión y a la creación de la riqueza a través de la empresa privada; todo lo que yo creo que empuja una sociedad hacia el progreso”.

EL ESCRITOR, LA LENGUA Y LA PIRATERÍA

Iniciado este domingo en Panamá, el VI Congreso Internacional de la Lengua Española fue inaugurado por el Nobel de Literatura 2010, el peruano Mario Vargas Llosa, junto al nicaragüense Sergio Ramírez y el panameño Juan David Morgan.

En esa primera reunión, el director de la Real Academia Española, José Manuel Blecua, aseguró que unos 200.000 títulos en español están disponibles en internet sin pagar por los derechos de autor.
"El español puede tener 200.000 títulos flotando por el aire que se pueden bajar pirateados sin ningún tipo de control. Están por el aire gratis y se pueden robar".

"Ese es un problema para las industrias editoriales y la industria del libro en general.

Blecua recalca que este problema no se tenía hace cinco años. Y la piratería en internet se suma a la piratería tradicional, en impreso, que en el caso de Vargas Llosa, por ejemplo, produce un tiraje que dobla los 25.000 ejemplares cada vez que lanza la primera edición de una novela.

Según Blecua, el Diccionario de la RAE es "de las cosas más pirateadas en el mundo".

El Diccionario de la RAE cada día supera el millón de consultas en internet. En septiembre se registraron más de 42 millones de visitas al sitio drae.rae.es.

El Congreso de la Lengua reúne a unos 200 escritores, lingüistas, editores y otros expertos desde el domingo, que discuten sobre una extensa temática del libro, su historia, futuro y desafíos frente a internet. (Redacción/AFP)

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