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El Telégrafo
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Mario Vargas Llosa despide a un artista que sudó la gota fría

Durante los últimos años de vida, el artista plástico se inspiró a partir de los trabajos de los antiguos peruanos. Para ello mezcló sus formas de vanguardia.
Durante los últimos años de vida, el artista plástico se inspiró a partir de los trabajos de los antiguos peruanos. Para ello mezcló sus formas de vanguardia.
Foto: internet
17 de octubre de 2017 - 00:00 - Redacción Cultura

Liliana Yábar y el pintor Fernando de Szyszlo murieron agarrados de la mano tras caer de una escalera de su casa. Ambos presentaban una fractura de cráneo casi idéntica, según el parte médico.

De Szyszlo, uno de los artistas plásticos más notables de Perú y América Latina, murió a los 92 años como quiso: junto con su esposa. Cuando su compatriota y amigo, el escritor peruano Mario Vargas Llosa, recibió la noticia, por un momento pensó que De Szyszlo había provocado su muerte.

Vargas Llosa recordaba que escuchó tantas veces decir a De Szyszlo que no quería sobrevivir a Lila, que si ella se moría primero él se mataría. “Pensé, tal vez había ocurrido así”, dice en una columna de despedida, publicada en el diario El País.

Para el Nobel de Literatura esta “ha sido tal vez la mejor manera que tenían de morir. El problema ya no es de ellos, es de quienes nos quedamos todavía aquí, ‘intratables cuando los recordamos’, como dice el poema de César Moro, otro de los que Godi (como llamaban los amigos al artista peruano) tenía siempre intacto en la memoria”, dice el autor de La ciudad y los perros.

Vargas Llosa, quien en 2016 escribió una columna sobre la impostura del arte y el engaño, en la que confabulan críticos, mecenas y profesores, cree que lo que le queda de vida no será lo mismo sin De Szyszlo. “Un gran artista, uno de los últimos, entre los pintores, al que se le podía aplicar ese adjetivo con justicia. Una espléndida persona”.

Vargas Llosa resalta que su amigo no embaucó nunca a nadie y sudó la gota fría para salir adelante, desde que abandonó sus estudios de arquitectura y comenzó a pintar, todavía muy joven, lienzos ligeramente influenciados por el cubismo.

Para el escritor, a pesar de que De Szyszlo era tan lúcido, probablemente ni él hubiera podido explicar todo aquello que su pintura convoca y mezcla. “Ahora que él ya no está más, nos queda su pintura. Tengo la seguridad de que durará más que su generación, que la mía y que muchas otras más”, dice Vargas Llosa en su despedida al amigo. (I)

 

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