La cineasta checa habla sobre su trabajo
“Los temas que trato en mis filmes son universales” (VIDEO)
Helena tiene 64 años pero sus ojos aún brillan, curiosos, como los de una niña. En su paso por Quito -en donde dio una clase magistral, mantuvo varios conversatorios con los espectadores de los 9 documentales de su autoría que forman parte del festival EDOC y se dio tiempo para conocer los hitos turísticos de la capital- estuvo siempre acompañada por Mauricio, un guía ecuatoriano que habla checo y que traduce las respuestas de la cineasta durante la entrevista.
¿Cómo se produjo su acercamiento al cine?
Cuando tenía 19 años, en 1968, decidí inscribirme en la escuela de Cine y Televisión de Praga. Siempre me apasionó llevar un diario personal, y ese fue el disparador para sumergirme en el mundo del documental, como una manera de seguir el hilo del tiempo.
¿Hay algo que encuentra de usted misma al indagar en la vida de otras personas?
Por supuesto. Todos mis filmes buscan contestar preguntas que me hago a mí misma:cómo vivir, cuáles son los valores en la vida, qué es lo importante, cuál es mi búsqueda... Algunos personajes de mis películas, a los que yo llamo ‘héroes’, dan respuestas que quizá para mí no son válidas pero de todas maneras siempre me hacen pensar.
¿Cómo maneja el aspecto del guion en sus documentales, al no poder anticiparse a lo que ocurre?
Debes adaptarte a lo que te otorga el sujeto y el curso del rodaje. A lo largo de la filmación estoy abierta a lo que sucede y luego, durante el proceso de edición, busco un eje, un hilo conductor.
Filma sus documentales a largo plazo, a veces persigue a un sujeto por casi 40 años, como el caso de Private Universe. ¿Cómo mantiene un orden entre tanto material y logra compactarlo en películas de 90 minutos?
Después de cada día de filmación, transcribo en un diario lo que vi y lo que registré. Esto luego me sirve como una guía para saber qué debo buscar en la próxima sesión de rodaje. Siempre termino con una cantidad inmensa de papeles de todo lo que he ido trabajando y de allí surge el orden de la película.
Nunca deja de filmar a sus sujetos, aún después de estrenar los documentales que los retratan. El proceso podría ser infinito. ¿Cómo sabe cuál es el momento indicado para cerrar cada cinta?
Depende totalmente del financiamiento, nunca de mí. Al recibir el apoyo de instituciones y fondos culturales, tengo un plazo concreto para entregar la película. Lamentablemente me rijo por esos plazos, no lo decido yo.
En ‘René’, por ejemplo, vemos junto al personaje los noticieros de televisión que anuncian la llegada de la democracia a República Checa y luego a los 3 presidentes que fueron electos a lo largo de 20 años de filmación. ¿Cuál es la relevancia del material de archivo en sus filmes?
Es un intento de unir la historia concreta de una persona con los cambios de un país y hacer un paralelismo entre los 2. Por eso es un buen efecto mantener ese hilo por medio de la televisión, que actúa como un ojo mágico a través del cual la historia del país se va documentando, mientras yo me encargo de registrar la vida del personaje.
Katka, Marcela, René... Son sujetos de sus documentales y seres que transitan en los márgenes de la sociedad. ¿Qué le llama la atención de ellos?
No busco retratar únicamente a ese tipo de personas, pero lo que me gusta de ellos es que han elegido vivir una vida alternativa. Siempre es una visión distinta a lo que algunos llaman ‘la vida normal’.
Los sujetos de sus cintas rompen ciertos límites éticos y morales que, como espectador, nos afectan. Aún así, su mirada se despoja de prejuicios. ¿Cómo logra este balance?
Esa es parte fundamental de mi método. No puedo interferir en la vida de estas personas, ni me está permitido ser un juez, estoy ahí simplemente para observar.
Ha ejercido la docencia en el mismo instituto en donde estudió. ¿Qué diferencias nota entre su concepción del cine y la de sus alumnos?
Cuando yo empecé, vivíamos en un estado socialista. Muchos temas eran un tabú, no se podían tocar. Actualmente los estudiantes se preocupan más por la política y hacen más cine activista. Nosotros teníamos muchos límites, mientras que los artistas jóvenes no conciben las fronteras, su mundo es más amplio.
¿Qué le ha parecido la respuesta de los quiteños a sus documentales y al festival?
Estoy muy entusiasmada porque hay una respuesta del público interesante y activa, todos participan, sobre todo los jóvenes. Eso es muy emocionante, quiere decir que los temas que he tratado en mis filmes son universales.
¿Cómo es su equipo de filmación?
Un camarógrafo, un sonidista y yo.
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