Mañana el escritor guayaquileño Miguel Donoso Pareja estaba invitado a dar los nombres de las personas con quienes esperaba levantar la primera fase del remake de sus talleres. El proceso comenzó en noviembre, por decisión del ministro de Cultura y Patrimonio, Francisco Borja, luego de que esta cartera de Estado homenajeara al escritor. En esa ocasión, Pablo Salgado, como representante de Donoso, hizo pública la petición de reiniciar la labor que el autor empezó en el Instituto de Bellas Artes, de México, en los ochenta.

En Ecuador, los talleres de Donoso tuvieron distintas fases. Empezaron en la Casa de la Cultura Ecuatoriana, sede Quito, y se extendieron bajo la administración del Banco Central hasta la creación del Ministerio de Cultura. Según relata Isabel Huerta, esposa de Donoso, estos se gestionaron por el Ministerio de Cultura y Patrimonio hasta diciembre de 2013.

Ese auspicio no se reanudó, sin que ella haya recibido una justificación al respecto. La metodología del escritor proponía analizar los textos de los talleristas de manera impersonal, ajena, para que en la crítica no interfieran afectos personales. “A todos los alumnos de su taller los trataba con la atención que amerita un profesional”, detalla Juan Villoro, autor que fue parte de los talleres de Donoso, en México.

Desde hace un mes Carlos Terán, director de Artes Literarias y Narrativas del Ministerio de Cultura viajaba a Guayaquil, en reuniones programadas, para trabajar los detalles con el ‘maestro’. A pesar del mal de Párkinson que lo envolvía, ese trabajo le había devuelto el ánimo a Donoso. “Parecía un adolescente”, dice Terán.

El viernes que Donoso ingresó a la clínica en la que fallecería 3 días después, estaba programada la última reunión. Según Terán, habían quedado en terminar la metodología del proyecto para implementarla en 3 provincias con un modelo piloto. Para abril se tenía previsto coordinar y trabajar las alianzas que se necesitaban para la inversión en el proyecto y se pretendía realizar la convocatoria a potenciales capacitadores.

La idea era iniciar un proceso de formadores, que posteriormente dictaran los talleres en 4 ciudades de forma paralela. Estos primeros talleres iban a ser coordinados por Miguel Donoso entre mayo y junio. Cada taller iba a durar 3 meses y al final se pensaba trabajar en una publicación que el mismo maestro debía editar.

Miguel Donoso dejó anotado en un papel sobre su escritorio, los nombres de quienes iniciarían este proceso que ahora debe repensar su formato con la ausencia del fundador.  

Terán explica que al retomar los talleres del ‘maestro’ no se trata solo de la reproducción de un proceso pedagógico, el objetivo que se plantearon juntos es generar una puesta al día de la metodología que manejaba Donoso para tener como fin ulterior la ejecución a nivel nacional de espacios de creación literaria.

Esto, a su vez era un proceso que pretendía derivar en un tema de políticas públicas, pues más allá de dictar talleres que fortalezcan a un sector creativo, los talleres abordarían temas sobre gestión cultural, con la que los talleristas puedan fortalecer su promoción.