Los Oscar rastrean al público joven
Cada año, por estas fechas, el mundo del entretenimiento vive el frenesí de las galas de premios, eventos convertidos en espectáculos en sí mismos, donde el éxito y el fracaso se miden en índices de audiencia.
Las ceremonias televisadas, como los Oscar, los Globos de Oro, los Grammy o los Emmy, parecen dominar la memoria colectiva, despiertan el interés mediático y ejercen como afinadas herramientas promocionales de la industria que no esconde su ánimo de lucro.
Las galas de premios suponen una fuente de ingresos fundamental para las entidades que las organizan y negocian grandes contratos con cadenas de televisión.
Detrás está el pastel publicitario. En 2013, un anuncio de 30 segundos en la retransmisión de los Oscar llegó a alcanzar 1,8 millones de dólares. La cifra no es habitual, pero tampoco lo es la capacidad de las estatuillas para captar el interés de los televidentes.
Más de 40 millones de personas en EE.UU. siguieron esa entrega de premios el año pasado, convocatoria superada solo por la final de la liga de fútbol americano, el Super Bowl.
El reto de los productores de los Oscar es ganar público de entre 18 y 49 años, el centro de atención de los auspiciantes, pese a las tradiciones de la Academia de Hollywood, cuyos miembros tienen una edad que fluctúa entre los 62 años.
En 2011 se probó con James Franco y Anne Hathaway como presentadores para conseguir un aire más juvenil. Sin embargo, esta estrategia provocó una caída de la audiencia joven entre un 10%, y un 5%.
En 2012, la Academia recurrió al maestro de ceremonias, Billy Crystal, tras la renuncia de Eddie Murphy como presentador por desavenencias con la producción.
Los números mejoraron un 4%, pero no gracias al público joven.
En 2013, la Academia contrató a Craig Zadan y Neil Meron, productores de Footloose, Chicago y Hairspray, para trabajar en la ceremonia. Expertos en musicales, apostaron imponer las galas temáticas y empezar con ese género.
La audiencia sí respondió. Subió un 3%, pero lo que fue más importante, un 11% de ese total se ubicó en la franja de 18 a 49 años.
Zadan y Meron renovaron para 2014 y la Academia volvió a contratar a Ellen DeGeneres, la personalidad televisiva que ganó un Emmy por ejercer de maestra de esa ceremonia en 2007, año que los Oscar lograron más de 40 millones de espectadores.
La estrategia para la gala del 2 de marzo próximo será rendir tributo tanto a personajes de acción como a los superhéroes nacidos en las páginas de un cómic.
Bien es cierto que las películas en liza cada edición de los Oscar influyen de forma determinante en el interés del público, que se vuelca con la ceremonia cuando compite como favorito algún largometraje que ha reventado la taquilla.
El récord de audiencia en vigor, 55 millones, lo estableció la edición de 1998 cuando la película Titanic arrasó en estatuillas.
A pesar de los cambios recientes, la entrega de los Oscar, al igual que la de los Emmy, aún tiene que mejorar para ser más entretenida, apuntó el analista de The Hollywood Reporter, Tim Goodman.
Goodman invitaba a la Academia a ‘quitar toda la grasa’ de los Oscar, es decir, eliminar del programa televisado categorías técnicas y repartir más alcohol entre invitados. Incluso cambiar las filas de asientos por mesas, como en los Globos.
Mary McNamara, crítica de televisión de Los Ángeles Times, afirmó tras los Globos de Oro del domingo que esa gala era el ejemplo a seguir en el sector.
El evento de tres horas logró 21 millones de televidentes, su mejor registro en 7 años, gracias a la interacción de los famosos entre sí y el humor de sus presentadoras Amy Poehler y Tina Fey.