“Los niños sabrán que la vida es más que fútbol”
En el aeropuerto internacional José Joaquín de Olmedo, área de salidas internacionales, haciendo la fila para chequear su maleta y su guitarra -que siempre lleva al hombro recogiendo historias del aire, de los árboles y de la gente- el cuentero costarricense Juan Rafael Madrigal Rodríguez se da el tiempo para contestar varias preguntas sobre la importancia del Encuentro Internacional de Narradores Orales “Un Cerro de Cuentos, que hoy inicia su novena edición con el tradicional paseo inaugural por la zona no regenerada del cerro Santa Ana, y del Encuentro Internacional de Narradores Orales Infantiles “Un Cerrito de Cuentos”, que se independizó del primero en 2011 y en cuyas dos ediciones macro han participado él y cuatro de sus alumnos.
Extraña encontrarlo tan listo para el diálogo dado que este mismo jueves, a las 11:00, en el Hospital de Niños Roberto Gilbert ofreció una función para los pequeños y sus padres, pero atiende a cada pregunta con atención y proporciona la respuesta desde su experiencia de 30 años de carrera artística como cuentero, poeta, escritor, director y actor, papá, esposo, hijo, amigo, egresado de la Escuela de Artes Escénicas de la Universidad Nacional.
¿Cómo ha sido su participación ya por dos años en “Un Cerrito de Cuentos”, reuniéndose con profesores locales y trayendo a sus alumnos cuenteritos?
A mí me parece importante este tipo de espacios, ojalá pudiéramos hacerlo en el resto de países latinoamericanos. Primero que nada porque a los niños y a las niñas se les abre un espacio mental solo el hecho de montarse en avión y salir de su país y darse cuenta de que hay diferentes acentos, que hay diferentes comidas, diferentes maneras de ser, eso ya para mí es una ganancia para los niños y niñas. Los dos años que Ángela Arboleda -principal de Corporación Cultural Imaginario que realiza ambos encuentros de cuenteros en Guayaquil- me ha pedido que venga, yo muy alegre accedo a traer unos chicos.
Este año trajo dos chicos de 9 años, más jóvenes que los que vinieron el año pasado, ¿por qué?
El año pasado fue la primera experiencia, también es crear en Costa Rica una escuela. Estos dos niños -Jimena Castillo Araya y Blas Campos Álvarez que vinieron este año a “Un Cerrito de Cuentos” y se presentaron en MAAC Cine, el 18 de agosto, a las 17:00-, yo sé que seguirán haciendo cosas interesantes a partir de este estímulo, por eso decidí que fueran más pequeños, simplemente para que tuvieran más años para trabajar.
¿Cómo se comparan el espectáculo que presentó el 19 de agosto en el MAAC Cine para cerrar “Un Cerrito de Cuentos” y el espectáculo “Gallo Pinto de Cuentos” de sus estudiantes?
El año pasado trajeron la cuestión de “Cuen-Ticos” y este año el “Gallo Pinto de Cuentos”, en realidad esas experiencias yo las dirijo a partir de la experiencia de los chicos y a partir de lo que ellos tienen en su repertorio como cuentos y como historias y juegos, entonces yo extraigo de lo que ellos tienen como un rompecabezas, me doy cuenta de lo que ellos tienen en su vida, dónde viven, qué comen, qué les gusta, qué juegan.
A partir de eso yo, como director, empiezo a extraer, a ver que tienen para mostrar en un espectáculo, al final allí está el resultado. Pero prácticamente el resultado es a partir del juego escénico de ellos, entonces eso pasó el año pasado con “Cuen-Ticos” que Reyer Chacón y la otra niña Gaudi Gamboa tenían cuentos muy costarricenses, entonces me fui por ese lado. Y este año, ellos tenían mucha ronda, jugaban rondas, como eran más niños jugaban juegos de calle, entonces me fui por ese lado y gallo pinto en Costa Rica es la comida típica, es el revoltijo de arroz y frijoles, entonces surgió el “Gallo Pinto de Cuentos”.
Bueno, en realidad, “Cuentos para jugar y cantar” es un espectáculo que yo tengo por más de 20 años y siempre se enriquece, año a año encuentro una nueva historia o historias nuevas y lleva el mismo nombre porque es la misma temática. De repente me invitan a un lugar y me dicen contaste cuentos nuevos, pero la verdad es que no puedo recordar que fue lo que me conté, porque no es un espectáculo fijo, es más la situación, el ambiente, el ánimo del público es el que va diciéndole a uno qué cuento va a contar enseguida, pero también este año el hecho de traer el espectáculo para adultos “La divertida historia del mercader de Venecia” también era muy importante para mí.
¿Cómo encontró al público de ese espacio, Miércoles Cuenteros, en el Teatro Sánchez Aguilar (TSA) ubicado entre Guayaquil y Samborondón?
Muy bien. Ángela estaba pensando que no iba a llegar público, pero estuvo lleno. Es un Shakespeare llevado a la cuentería y para mí era muy importante porque lo había presentado solo en Costa Rica, entonces ponerlo aquí en Guayaquil era muy importante para ver la reacción del público y al final de cuenta entendemos que somos el mismo público latinoamericano.
¿Por qué contar Shakespeare?
Soy actor de profesión, pero siempre he querido contar un Shakespeare, desde hace muchos años. Trabajé con la Compañía Nacional de Teatro de Costa Rica y trabajamos Shakespeare como “Ricardo III”, “Sueño de una noche de verano”, “Romeo y Julieta, y Moliere como “El enfermo imaginario”, clásicos de la literatura, pero como me dediqué después a la cuentería dije qué será llevar algo como un Shakespeare a la cuentería.
Porque una vez tuve la oportunidad de ver “Ricardo III” narrado por los cuenteros colombianos, los hermanos Alzate, que ahora vienen a “Un Cerro de Cuentos” y una vez también mi madre me preguntó quién era “Romeo y Julieta”, ella es una persona sin escolaridad, y entonces pensé porque no uno que es cuentero, que es tan popular pueda contar clásicos de una manera tan popular que la gente pueda disfrutarlos y conocer. Porque la gente ve difícil leer poesía de Shakespeare, sentarse a leer, y quiero contar más, ahora quiero contar “El enfermo imaginario” de Moliere, cuentos de Cervantes, irme por ese lado sin dejar la literatura infantil que es “Cuentos para cantar y jugar”.
¿Tiene un espacio ya consolidado en Costa Rica para los niños?
Sí, soy director del Museo Histórico Cultural Juan Santamaría de Costa Rica, en el cual alrededor de 15 a 20 niños cuentan cuentos de la historia costarricense, a partir de allí ellos empiezan a hacer espectáculos como “Gallo Pinto de Cuentos”. Quiero el próximo año, a partir de la experiencia de aquí, de Ángela, que es muy importante, hacer un club de lectura como el que ella hace con las madres, a mí eso me falta.
En el pasado ha venido a Guayaquil para “Un Cerro de Cuentos”, ¿cómo lo diferencia de “Un Cerrito de Cuentos”?
Obviamente el tener un festival para niños, eso le da futuro a la cuentería, a mí me parece importante. Pero el hecho de que tengan también el festival grande “Un Cerro de Cuentos” también es importante y Ángela se cuida en traer cuenteros de calidad lo que es importante. Si le decía yo a Ángela que dónde están los cuenteros de Guayaquil, desde hace muchos años vine a “Un Cerro de Cuentos” y yo conozco a Ángela y a Raymundo Zambrano, pero la gran pregunta es dónde está el resto, por qué no ha surgido.
Me parece que debe haber más talleres para jóvenes y adultos, y darles oportunidad en “Un Cerro de Cuentos”, porque yo soy director de un festival en Costa Rica y las nuevas personas que quieren contar historias les doy 15 minutos en el festival, que hagan de teloneros de algún cuentero importante, entonces eso lo vamos haciendo y les vamos dando ánimo. Es uno de los festivales que conozco de mejor calidad, pero deberíamos de conocer nosotros los extranjeros la muestra nacional.
¿Está “Un Cerro de Cuentos colocado en el circuito internacional?
En realidad no sé. Para bien de la cuentería, de la palabra y de la tradición oral han surgido muchos festivales alrededor del mundo, pero creo que el de Guayaquil es uno de los que se mantiene en la calidad como el de Bucaramanga, de los que conozco. El que nosotros hacemos se llama Alajuela Ciudad Palabra que es uno de los festivales que tiene renombre a nivel internacional y que los cuenteros queremos estar ahí, de alguna manera. Porque hay otros que uno lo cuestiona.
Con “Un Cerrito de Cuentos”, ¿ve futuro en la cuentería?
Sí, ojalá que tengan seguimiento y si no ya te digo. Si estos chicos que hoy están contando cuentos en “Un Cerro de Cuentos” no llegan a contar historias, por lo menos nunca olvidarán que un día estuvieron subidos en el escenario, que la vida es más que fútbol, por lo menos tuvieron la oportunidad de sentir que ellos pueden hacer cosas importantes.
A mí me parece que a partir de eso ya está ganado, porque en la medida que los niños y las niñas sean felices, en esa medida vamos a tener una sociedad más feliz el día de mañana. Porque un niño que sea feliz no va a matar, no va en el futuro a robar, un niño que sea feliz en el futuro no va a ser egoísta, yo creo que la ecuación está en hacer a los niños felices.
En la medida que los niños y las niñas tengan espacios de felicidad, que puedan sonreír, que puedan decir como en la mañana que estuve en el hospital del niño bueno estoy enfermo, sí, pero me reí y tengo esperanza, creo que esa es la ecuación. Sí, tiene futuro, la cuentería y tiene futuro la humanidad yo creo por la risa y la felicidad.