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Al evento no fue invitado ningún representante de medios públicos

Los caricaturistas no salen del discurso ‘anti poder’ y ‘pro humor’

Xavier Bonilla (Bonil), Asdrúbal de la Torre y José Laso (moderador) mantuvieron una charla relajada y participativa con el público. Foto: Santiago Aguirre
Xavier Bonilla (Bonil), Asdrúbal de la Torre y José Laso (moderador) mantuvieron una charla relajada y participativa con el público. Foto: Santiago Aguirre
12 de abril de 2014 - 00:00 - Redacción Cultura

El pasado jueves, los caricaturistas Xavier Bonilla, más conocido como Bonil, y Asdrúbal de la Torre, participaron del conversatorio ‘El humor gráfico en la prensa’, organizado por el área de Comunicación de la Universidad Andina Simón Bolívar. En lo fundamental el primero reconoció que con la caricatura que le valió una sanción no hizo humor.   

Asdrúbal de la Torre (Quito, 1927), caricaturista de Diario HOY, inició su intervención asegurando que tras seis décadas de haber hecho caricaturas en la prensa, podría darse el título de cronista del país. “Son 63 años que he vivido dentro de los medios de comunicación, haciendo una caricatura al día, yendo de la mano con la historia, pudiendo incluso bromear con ella”.

Hasta la fecha, Asdrúbal ha realizado alrededor de 30 mil caricaturas, el 90% relacionadas con la política o con temas coyunturales. “La caricatura ha ocupado la mitad de mi vida; la otra la ha ocupado mi profesión (médico pediatra). Pero también para ello me sirvió. Muchas veces logré que el niño resistente a abrir la boca para verle las amígdalas, lo hiciera con facilidad luego de que lo dibujara”.

Por su parte, Bonil (Quito, 1964), editorialista de diario El Universo, contó que su vocación se inició de niño, cuando dibujaba sobre las paredes y -al ver que sus trazos le salían chuecos- optó por la caricatura. “Más tarde fui creyendo que a través del arte podría transformar las cosas, algo que felizmente no ha sucedido, y está bien, porque eso alimenta la insatisfacción, el deseo de seguir buscando, más que respuestas, preguntas”.

Bonil asegura que para él, el humor no es un trabajo, una técnica o un oficio, sino una manera de ser, de vivir y de ver la vida. “Creo que el humor es pariente cercano del escepticismo porque tiene cierta dosis de tragedia, de amargura, pero qué le vamos a hacer”, manifestó.

La caricatura y el poder

Tanto Asdrúbal como Bonil coincidieron en que la caricatura es un campo que se presta para múltiples interpretaciones, y que muchas veces estas no coinciden con la idea inicial del autor.  “A veces se produce una cantidad de temas y problemas, por lo que debemos ser muy cuidadosos, señaló Asdrúbal, al recalcar que cualquier símbolo mal manejado puede cambiar totalmente el sentido de la caricatura.

Ahora bien, el caricaturista no puede estar a favor de ningún gobierno porque lo que buscamos es la forma de decir algo diferente y eso, desde luego, nos pone en una situación un poco difícil”.

Bonil acotó que el humor es básicamente un fenómeno racional y que la emotividad no cabe en la risa. “Cuando te ríes con emoción, a eso se le llama alegría. Pero el humor  es otra cosa, necesita ese desprendimiento emocional para lograr su objetivo. Lo mismo pasa con los afectos políticos, si alguien se ríe de un presidente, automáticamente la conclusión es que no lo quieres o lo odias, sencillamente  porque tienes esa distancia emocional que te permite viajar ligero”.

Asdrúbal ha realizado alrededor de 30 mil caricaturas, el 90% relacionadas con la política del país.Respecto a esto, una de las asistentes planteó el tema de la responsabilidad y la ética a la hora de dibujar, y de lo inevitable que resulta que una caricatura no tenga una carga de opinión del autor. “Sería interesante analizar la relación entre palabra y dibujo, manifestó la mujer. A la caricatura del 28 de enero yo no le encuentro ninguna gracia, creo que solamente la caricatura sin el texto hubiese sido suficiente. Entonces mi pregunta es, ¿cuál fue su intención al poner ese texto?

La pregunta fue dirigida a Bonil, y se refería a la polémica caricatura que publicó en El Universo (y por la que fue sancionado por la Superintendencia de Comunicación e Información), donde aparecen presuntos miembros de la fuerza pública llevándose computadoras y cajas. Y en la parte inferior del cuadro constaba la leyenda ‘Fiscalía y Policía allanan la casa de Fernando Villavicencio y se llevan denuncias de corrupción’.

“Ese fue un caso particular, dijo Bonil, porque yo casi nunca pongo palabras, pero en ese caso yo sí acepto que fue un comentario no humorístico, aunque sea parte de la caricatura. Mi intención fue recordar al lector el contexto, porque en esa época el lector estaba pendiente de la Navidad, en fin, muchas cosas se perdían allí, y yo puse eso a partir de datos que vi publicados en la prensa. Para mí esa era una versión y yo la consideré coherente”.

Para terminar, Asdrúbal enfatizó que el caricaturista debe tener presente, por sobre todas las cosas, el respeto. “Esto es  fundamental. Nosotros solo exponemos nuestro criterio, no debemos emitir juicios de valor o exagerar hasta el punto de distorsionar la realidad”, manifestó.

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