Fútbol con café, libros que puede leer mientras dura la Copa Mundial 2018
Una semana antes de que se inicie la Copa Mundial de Rusia 2018, el restaurante quiteño La Cafetina publicó un aviso con la frase: “Libre de fútbol”. En redes sociales se armó una especie de debate, en el cual algunos de quienes vieron el anuncio cuestionaban el supuesto estatus que busca el lugar; mientras que otros, usuarios, se desligaban de esa idea afirmando que solo se trataba de un espacio que, a diferencia de muchos otros en esta época, no tendrá al llamado “rey de los deportes” entre su oferta.
Aunque ver el máximo torneo futbolístico por televisión suele relacionarse con sudor y gritos de gol, cerveza y comida chatarra, este deporte no solo genera fanatismo sino relatos abundantes, críticas y reflexiones.
El cronista argentino Martín Caparrós escribió -con mucho sentido crítico- que el fútbol es una gran fábrica de ficciones. Lo hizo el miércoles 13 de junio, en la columna “El mundo Mundial” que publicó The New York Times (NYT) en español y a través de la cual el escritor comentará, día tras día, lo que suceda en Rusia 2018.
Caparrós, además, es autor de Boquita, libro de ensayo, crónica y relato histórico sobre el Club Atlético Boca Juniors; de un montón de columnas sobre goles y de otro tomo: Ida y vuelta. Una correspondencia sobre fútbol, que surgió de los intercambios virtuales que mantuvo con el escritor mexicano Juan Villoro durante el Mundial de Sudáfrica 2010.
Un domingo antes del Mundial, el escritor Jorge Carrión recordó estos textos como antesala de las “Seis lecturas futboleras para el Mundial de Rusia”, que también recomendó en el NYT y que incluyeron a: Hijos del fútbol, de Galder Reguera; Todo Messi, de Jordi Puntí; En qué pensamos cuando pensamos en fútbol, de Simon Critchley; Cambio de juego, de Nicolás Vidal y la antología editada por Rodrigo Márquez Tizano Breve historia del ya merito.
Bajo las palabras “Libre de fútbol”, La Cafetina hizo aparecer varios libros, ninguno de ellos sobre lo literario que puede resultar un deporte que genera apasionamientos e ideas, ventas y emociones, gritos y lecturas.
Cuando los escritores nombrados dejan el éxtasis de las gradas -sin que haya ido necesariamente al estadio-, seguramente enfrían la cabeza para tejer sus relatos, unos que se leerán en momentos más tranquilos que los de un partido, en entretiempos desbordados por análisis, comentarios y repeticiones. Acá las perspectivas sobre el fútbol no aparecen desde el interés de los vendedores de entradas y camisetas, sino desde su encanto.
Niños que sueñan con ser Messi
Mientras el mundo futbolero se preparaba para Brasil 2014, el periodista chileno Juan Pablo Meneses presentaba un libro a cuya escritura le antecedieron dos años de viajes y visitas a las “canteras” de deportistas jóvenes en países del tercer mundo. Niños futbolistas expone la trastienda de un negocio en el que América Latina pone la materia prima, mientras Europa disfruta la renta.
“Messi instaló la fantasía de sacar un nuevo Messi (...) Barcelona se llevó un chico por escaso dinero, que pocos años después vale 130 millones de euros y pesa 65 kilos; dos millones por kilo”, le dijo el inventor del “periodismo portátil” a la revista argentina El Gráfico.
¿Por qué una familia decide “vender” a sus hijos deportistas para que sean el nuevo Messi, aunque eso es improbable? La respuesta está en este libro.
Messi sueña con jugar como niño
El chico que siempre llegaba tarde es el subtítulo del libro que el periodista argentino Leonardo Faccio encabezó con el apellido del jugador del Barcelona de España y la selección de Argentina.
El autor conversó con el crack -aunque hable poco-, pero también con su padre, su madre, su hermana o futbolistas argentinos como “La Bruja” Verón, Maradona, Jorge Valdano; sus amigos de la infancia, sus compañeros del Barça y hasta el carnicero de su barrio. Faccio es un argentino singular: no le gusta el fútbol, pero cuando aceptó el encargo de escribir un perfil sobre uno de los mejores jugadores de la historia, se esforzó con el ímpetu de quien quiere ganar una Copa.
¿Qué hace “La Pulga” cuando no está frente a una pelota? Faccio lo revela.
Un pase de Eduardo Galeano
A fines del año pasado, la editorial Siglo XXI reunió los textos sobre fútbol que escribió Eduardo Galeano (1940-2015) bajo un título que, en estos días, se puede encontrar en cualquier empresa pública: Cerrado por fútbol.
“Cuando descolgué (de la puerta de mi casa el cartel con esa frase), un mes después, yo ya había jugado sesenta y cuatro partidos, cerveza en mano, sin moverme de mi sillón preferido. Esa proeza me dejó frito, los músculos dolidos, la garganta rota; pero ya estoy sintiendo nostalgia”, dijo alguna vez Galeano, mejor conocido por haber escrito Fútbol a sol y sombra, entre otras maravillas no deportivas.
Un gol de Jorge Valdano
El miedo escénico y otras hierbas es el libro escrito por un futbolista escritor, Jorge Valdano. Ganador de la Copa del Mundo de México 86 -junto a Maradona-, vincula lo cultural, social y emocional con la pelota.
Quién mejor capacitado que él para seguir los pasos de Pelé o de otras figuras históricas como Zico o Ronaldo.
El remate de Juan Villoro
Este cronista ha reunido los artículos sobre su deporte favorito en Balón Dividido y se consagró como “crack de la literatura futbolística mundial” (así lo describió el periodista español Sergi Pàmies) con su Dios es redondo, una proclama que va de la historia de los mundiales a la de la literatura.
Juan Villoro sentencia: “No hay salida a la infinita tarea de confundir el balón con la cabeza”. (F)
En la banca
Galeano sobre Maradona
El escritor y periodista uruguayo definió al crack argentino como “el hombre que no podía vivir sin la fama que no lo dejaba vivir”. Eduardo Galeano también escribió sobre Zidane, que en su último Mundial embistió a un rival italiano y fue expulsado.
21 copas del mundo se han disputado entre 1930 y 2018. La última empezó a narrarse ayer.
La cosecha de Juan Valdano
Cuadernos de Valdano, Cuentos de fútbol y Apuntes del balón son algunos de los títulos del futbolista-escritor argentino.