Manuel Medina Castro (Guayaquil, 1915) fue testigo de la masacre de los obreros del 15 de noviembre de 1922. El despertar que causó aquella revuelta de los obreros fue decisivo en la militancia de Medina, a pesar de que solo tenía 7 años.  

“Soy hijo, nieto, bisnieto y tataranieto de campesinos pobres, pero libres: manos encallecidas, rostros curtidos al sol y al viento paramero. Crecí orgulloso de mi estirpe. Mi padre trasmontó los Andes, arraigó en el puerto, se hizo artesano, militó en las organizaciones artesanales, estuvo en la huelga abatida por la masacre del 15 de Noviembre. Era un hombre de izquierda. Alguna vez escuché de labios de mi padre: ya viene Lenine, como decía el cable de esos días, y entonces el que no trabaja no come. Otra vez trataba de explicarme: la lucha de clase está en todo. Confieso que no le entendía, pero la simiente caía en tierra fértil”, dijo en su momento Medina.

El 10 de agosto se cumple el primer centenario del nacimiento intelectual y académico guayaquileño. Medina se destacó como gestor internacionalista de la Unidad Latinoamericana, según recuerda Mario Falquez Andrade, amigo cercano de Medina.

Falquez resalta que el ensayista fue un militante activo de la izquierda latinoamericana, e involucrado, a través de sus obras en las luchas y movimientos sociales de la región. En 1968 recibió el premio Ensayo de la Casa de las Américas. “Su obra, internacionalista y antiimperialista, es considerada de lectura esencial para interpretar el desarrollo histórico, político y económico de América Latina”, dice Falquez.

De la extensa producción de Medina sobresale ‘Estados Unidos y la Independencia de América Latina. La Soberanía Nacional de la Constitución Ecuatoriana’ (1947); ‘El Guayas, Río Navegable. El Contrato Grace’ (1951); ‘Estados Unidos - América Latina. Siglo XIX’ (1967) -su magnum opus, Premio Ensayo Casa de las Américas 1968, traducida a varios idiomas-. ‘El Gran Despojo’ (1971); ‘Historia de un Latrocinio. El Canal de Panamá’ (1973).

En su escrito ‘Estados Unidos y América Latina, Siglo XIX’, Medina describió la política exterior del país norteamericano con las nacientes repúblicas latinoamericanas como “[…] una política de fines, eminentemente pragmática, crudamente utilitaria, acerbamente egoísta, deshumanizada, en la cual no es posible encontrar jamás un rasgo generoso, un afán noble, una preocupación elevada”.   

En el siglo XXI, esta descripción es aún correcta. La obra de Manuel Medina se vuelve imprescindible en la actualidad para comprender el pasado y entender el presente. (I)