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La muerte de un rebelde en búsqueda de la paz

La muerte de un rebelde en búsqueda de la paz
09 de diciembre de 2012 - 00:00

Días después de que Yoko Ono, quien fuera su esposa en los últimos años de su vida, anunciara que lanzaría, a los 80 años, una línea de ropa inspirada en John Lennon, se cumplen 32 años de la muerte de uno de los personajes más influyentes de la historia de la música. Y tal vez de la política mundial.

Asesinado a tiros la noche del 8 de diciembre de 1980, Lennon acababa de volver a la música con “Double Fantasy”, luego de un período de retiro iniciado en 1975.

Varias fueron la tribulaciones en su vida: Abandonado tempranamente por su padre, un marino que ya por profesión no pasaba mucho tiempo en casa, se crió con  su tía, pues su madre, aunque siempre estuvo cerca y fue quien lo llevó a tocar el banjo (su primer instrumento), dijo, casi desde el principio, que no se sentía capaz de cuidar a un niño y se lo dio a su hermana.

Quienes conocen a Lennon de su época de la secundaria lo describen como alguien que solo buscaba líos, un alborotador que al final de sus años de adolescente, cuando ya había conformado su banda, se decidió a estudiar en el Liverpool College of Art, donde siguió teniendo problemas, pero tuvo la ayuda de una de sus compañeras y pareja sentimental, Cynthia Powell.

Ya en esos años había formado, con compañeros de su secundaria, la banda de música skiffle The Quarrymen, formada en 1957 con un nombre que hacía referencia al colegio en que estudiaba, y a la que  se unirían más tarde Paul McCartney y George Harrison. Era el origen de The Beatles.

Tras varias giras exitosas en Alemania, The Quarrymen  pasó a llamarse The Beatles en 1962. Ringo Starr llegó en 1963 y el representante del grupo era Brian Epstein.

Casado en 1963 con Cynthia Powell, que esperaba un hijo (Julian), Lennon lo mantuvo en secreto porque Epstein temía que eso pudiera restarles popularidad, en un momento en que la carrera de The Beatles subía como espuma.

The Beatles duró ocho años que bastaron para inscribirse como la banda más popular de la historia, pero con la muerte de Epstein, en 1970, empezaron los problemas con McCartney, que se encargaba de las tareas de mánager.

Ya había aparecido en escena Yoko Ono, quien nunca pudo quitarse del todo ese halo de culpabilidad que le atribuyen por la separación del grupo.

Fuera de identificar responsables, lo cierto es que la época posbeatle fue en la que figuró con mayor fuerza el Lennon activista y barbón al que Robert Zemeckis le rinde homenaje en Forrest Gump. En su luna de miel (1969) permaneció encamado por la paz con Yoko Ono por dos semanas en un hotel de Ámsterdam como protesta contra la guerra de Vietnam. Estados Unidos le impidió la entrada, donde se suponía que harían la otra parte del performance, argumentando que Lennon había consumido cannabis en 1968. Graciosa acusación cuando se habla de un profesional del LSD.

Pese a sus mensajes de paz, sobre todo en su etapa con Ono, artista conceptual cuya obra hablaba de libertad de pensamiento,  lucha contra el racismo y la homofobia, Lennon parecía no estar nunca tranquilo con sus seres cercanos. Incluso de Yoko se separó un año y medio, cuando se involucró con May Pang, hija de migrantes chinos que trabajaba en las producciones musicales de la pareja. Tal vez John intuía la paz como un concepto oriental.

Antes, se había peleado con McCartney en canciones en que ambos se atacaban. Curiosamente, Lennon lo hizo con “How do you sleep?”, en un disco recordado por ser un canto a la paz y la tolerancia: Imagine. Más tarde se arrepintió públicamente. Recientemente Paul dijo que el John de Yoko era un sujeto muy dulce.

Durante su primer matrimonio, Lennon golpeaba a Cynthia Powell. Siempre celoso, llegó a decir: “Hasta que estuve con Yoko, nunca me había siquiera cuestionado sobre la violencia machista”. Y aunque la relación con su primer hijo, siempre de lejos, alcanzó para motivarlo a ser cantante (le regaló una Gibson Les Paul y le enseñó algunos acordes), al final, Julian expresó: “Papá era un hipócrita”, por hablar tanto de amor sin darse tiempo para él.

Con Sean, el hijo que tuvo con Ono, fue lo contrario. Lennon hasta dejó la música para dedicarse a él durante cinco años. Después volvió, con el lanzamiento de “Double Fantasy”. Era noviembre de 1980.
Tres semanas después firmaba unos ejemplares afuera de su casa de Nueva York. Mark Chapman lo miraba. Había viajado expresamente a verlo. Era un fan que quería matarlo, dijo, porque quería que sus nombres fueran siempre asociados.

En agosto de este año, a Chapman le negaron -por séptima vez- la libertad condicional.

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