EN 1952 SE HICIERON LAS PRIMERAS 4 PELÍCULAS DEL GÉNERO
La lucha libre, cultura y rito de masas
México es el único país del mundo que dispone de arenas utilizadas de manera exclusiva para la lucha libre. Se dice que la importancia de este deporte -que a la vez es una industria cultural y una forma de vida- radica en que tiene más aficionados que el fútbol, pues no solo que lleva 81 años consolidado, si no que involucra a una serie de actores en su circuito como espectáculo.
Si hay un hito que marca la vida de la lucha libre en el escenario cultural mexicano son las más de 300 películas entre largometrajes y cortometrajes que se han realizado desde 1952 hasta la fecha. Ese año se hicieron las primeras 4 películas de lucha libre y el boom de este deporte propicia, en la época, con la llegada de la televisión a dicho país, que el primer programa en emitirse también tenga esta temática.
El cine se integra a la evolución de este deporte en una suerte de economía del espectáculo. En la época, la entrada a las arenas estaba vetada para los menores de edad por lo que las producciones cinematográficas son una posibilidad de generar espectadores de luchas reales junto a toda la familia, con el agregado de los actores y la música que completan la obra.
Orlando Jiménez es un licenciado en Comunicación Social que desde hace 14 años trabaja, como pocos, en la investigación de la lucha libre como industria cultural. Su método es la inmersión, bajo la máscara de Killer Film, uno de los códigos de este deporte que “muestra, oculta e incentiva al misterio” desde la representación de los personajes que incursionan en la lucha libre, según considera. La aproximación de Killer Film a esta industria se produce en su niñez, como una buena parte de mexicanos, y se acentúa una vez que decide trabajar su tesis de grado con la vida de El Santo, uno de los luchadores más emblemáticos que ha tenido México.
Killer Film está convencido de que “este es el deporte nacional” y el cine de lucha libre es un aporte de México a la cinematografía mundial como género.
Desde su trabajo investigativo, Killer Film determina que “el cine es de los primeros géneros a través del cual se aborda el tema de la lucha libre”. Es así que asegura que esta producción tiene un valor documental, incluso para los luchadores, pues a través de las escenas pueden observar las formas antiguas de luchar y se sirven de ellas como tutoriales. Con ellas aprenden y comprenden el fenómeno que desde sus inicios hizo arrastrar a masas enteras a las arenas.
Los protagonistas de este género eran personajes y actores que se vinculaban a todo tipo de aventuras, escenarios y contrincantes ya sea desde el horror, las aventuras policiacas, comedia, drama, aventura selvática, ficción y fantasía.
Actualmente, el cine de lucha libre presenta y representa nuevas formas de diálogo y conceptos. Un ejemplo de ello, es el trabajo que realiza Killer Film, pues además de haber incursionado en un largometraje, sus investigaciones se reproducen con video arte y otro tipo de audiovisuales.
A partir de la década de los 70 y hasta finales de los 90 este género tuvo un declive y en muchas partes del mundo algunas de sus piezas se sumaron a esa categoría llamada cine de culto. “En los tres lustros que van del Siglo XXI, aquel pastiche fílmico es hoy apreciado en muchos lugares y cuenta con nuevas expresiones a través de la televisión, el documental, la animación, el cortometraje e Internet”, comenta Killer Film.
Este investigador se dedica por completo al género de la lucha libre y llegó a Ecuador la semana pasada invitado por el Festival Ecuador Bajo Tierra, para presentar su primera película en este género, Arena Azteca Budokan México. Killer Film se mantiene e integra a esta cultura porque cree que es una catarsis, una sanación, y una forma de liberarse.