“La imaginación necesita trabajar sobre la memoria”
Mario Vargas Llosa reconoció ayer que ninguna de las novelas, obras de teatro o relatos que ha escrito ha nacido “de la pura fantasía”, y que su imaginación siempre va de la mano de la memoria.
En la presentación de El héroe discreto que hizo en la XXVII edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), junto con el periodista Juan Cruz y a su amigo José Miguel Oviedo, admitió que por ello tienen algo de razón quienes lo consideran un autor “realista”.
Antes de la conversación, de cerca de una hora, el presidente de la FIL, Raúl Padilla, presentó al escritor como “un consentido de la FIL”.
Padilla habló de la última novela, en la que el personaje principal, Felícito Yanaqué, se rebela contra una mafia de extorsionadores y les planta cara haciendo pública la extorsión a la que era sometido y ganándose a la vez el respeto de sus conciudadanos.
“Nuestros países latinoamericanos están llenos de estos pequeños titanes que sostienen el mundo con el andamiaje de sus ideas y comportamientos, mujeres y hombres solidarios que soportan la carga y penurias de la vida estoica pero inteligentemente”, dijo Padilla.
Luego, en el diálogo con Cruz y Oviedo, Vargas Llosa reconoció que, como en otras ocasiones, fue el conocer esa historia real ocurrida en la ciudad de Trujillo (Perú) y recreada en Piura lo que dio vida a la última novela. El escritor admitió que para él “la imaginación necesita trabajar siempre sobre la memoria”.
Los personajes de sus novelas nacen de algo que ocurrió, añadió, “alguna persona que conocí, algo que oí, algo que leí, algo que se convierte en un recuerdo, en una memoria que poco a poco, sin que yo lo advierta al principio muchas veces, genera como el embrión de una historia”.