¿Cuál es la lectura actual del Liberalismo y de la figura de Alfaro?

Una de las tareas fundamentales en cualquier proceso revolucionario es recuperar la memoria, recuperar la historia, a nuestros héroes y heroínas que deben asentarse en la  verdadera historia del país. Y por lo general en  países como el nuestro que han estado sometidos al dominio y control de las élites. La historia ha sido contada por esas élites, y es parcial.

Desde el Ministerio de Patrimonio, ¿qué hechos concretan la recuperación histórica a la que se refiere?     

Hay trabajos visibles y otros no tan visibles. El trabajo visible fue esa movilización nacional, por la conmemoración de los 100 años de la Hoguera bárbara; en Montecristi, en distintas provincias y en Quito. Hubo toda una cruzada que nos llevó a El Ejido. En este proceso hemos hecho un trabajo con escuelas y colegios, que  se han volcado a hacer estudios y análisis sobre este proceso, lo que fue la imagen de Eloy Alfaro y la Revolución Alfarista. Ahí han llevado la delantera los jóvenes. También estuvimos en la Asamblea de Nicaragua, donde se ratificó el nombramiento de General de División a Eloy Alfaro. Allá es general y en Ecuador también. Fue conmovedor.
Todo esto nos llevó a poner en escena la impunidad del asesinato. El juicio que se armó no llegó a feliz término.

¿Cómo llega esto a los jóvenes en el ámbito educativo?

Hemos publicado un material pedagógico, de acceso a los jóvenes, no un ladrillo que cuenta la  historia oficial; sino unas cartillas informativas incluso con dibujos para los niños. También trabajamos con las universidades. Hay concursos de libro leído, de cuento, de fotografía que tienen que ver con la Revolución Alfarista. Esto nos ha permitido evidenciar los nexos con la Revolución ciudadana.

Pero ponerlo al mismo nivel, ¿no es darle un uso político a la historia?

Creo que es un continuo histórico que tiene sustento. Aquí no estamos haciendo una vinculación artificial, sino que ha habido una voluntad deliberada de la Revolución ciudadana de tomar la posta Alfarista, de continuarla y profundizarla. Desde la recuperación del tren hasta las reformas educativas. Esas ideas las hemos trasladado al siglo XXI, para decir que todos nuestros jóvenes tienen derecho a una educación gratuita, laica y de alta calidad. Y también hay que señalar que el país, según manda la Constitución, es plurinacional, que le garantiza los derechos a los pueblos y nacionalidades del Ecuador.