Manuel Larrea admite que practicar la música popular contemporánea lo hace un artista “más complicado pero a la vez más novelero para la gente a la que le gusta la novelería”. Nota, además, que personas contemporáneas a él y otros alumnos de la profesora Hipólita de Luca, del Conservatorio Nacional de Música Antonio Neumane, no tienen claro qué título obtienen al graduarse, ya que los conservatorios no integran el sistema de educación superior.

Larrea, entre 1994 y 1998, estuvo en el Berklee College of Music, en Boston, no para estudiar jazz precisamente, sino para adquirir la improvisación y otro estilo. Regresó titulado a Ecuador en 2000 para descubrir de dónde venía y se da cuenta de que en alrededor de 20 años su maestra ha graduado solo a  4 personas (entre otras Isabel Otero, Pablo Rugel, de quien no se sabe nada; y Roberto Zurita, que no toca clásico), lo cual es terrible, considera.

Ha obtenido apoyo del Ministerio de Cultura para realizar entrevistas de músico a músico y grabar en sonido, video y fotos a los vendedores informales y su musicalidad, a manera de investigación antropológica.

Ha compuesto música y trabajado en el sonido  de varios audiovisuales. En octubre iniciará un máster en arte sonoro en Barcelona; prepara un octeto intérprete de piezas inéditas -en los miniteatros del Centro Cívico y con ocasionales músicos y grupos invitados-, con el que espera dar unos seis conciertos hasta su partida, además de dar clases de Musicalidad en la carrera de Teatro del ITAE.

Aunque desde 2007 no da un recital y le preocupa que a sus 36 años haya perdido el ritmo físico del ejecutante, tiene  claro que su vocación está consolidada y necesita ampliar sus horizontes de aprendizaje e investigación.