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El Telégrafo
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Kreuzberg alberga el corazón turco de Berlín

Ercan Yasaroglu es trabajador social y dueño del Café Kotti, que es famoso en el barrio por su afiliación política de izquierda y por su ambiente cultural.
Ercan Yasaroglu es trabajador social y dueño del Café Kotti, que es famoso en el barrio por su afiliación política de izquierda y por su ambiente cultural.
Foto: Cortesía Petrov Ahner
29 de julio de 2018 - 00:00 - Valentina Uribe. Corresponsal en Berlín

Afuera, junto a un baño público ubicado en los exteriores de la estación de Kottbusser Tor, en el barrio de Kreuzberg, un hombre y una mujer se pasan un trapo mojado por el cuerpo y se cambian de ropa.  

Son las doce del día y la calle está llena de transeúntes que al pasar al lado de la pareja voltean la cara para mirar a otro lado. Lo hacen, quizá, para regalarles un poco de privacidad o porque prefieren cerrar los ojos frente a esa imagen antes de aceptar que los índices de pobreza se han disparado en Berlín.

En los últimos años, la capital alemana se ha establecido como la capital europea. Personas de todas partes del mundo han llegado al país buscando trabajo, atraídos por la garantía de la seguridad social, por la calidad de la educación pública o por los cientos de start-ups y proyectos independientes cuya sede central se encuentra en la ciudad.  

En Berlín, se dice, la renta, la comida y la cerveza aún es barata; se puede tener un trabajo de medio tiempo y vivir de una manera que, en Latinoamérica, sería considerada lujosa. Sin embargo, la alta tasa de migración voluntaria, así como la crisis de refugiados, han afectado las dinámicas de la ciudad de manera dramática.

Esa imagen de la pareja bañándose en las afuera de la estación, en mitad de una de las calles más turísticas de la ciudad, es un síntoma claro de este hecho.

Un par de metros más adelante de donde se encuentra la pareja, junto al mercadillo turco, un grupo de hombres fuma, escucha música por los parlantes del celular y se acercan a las personas que se acaban de bajar de la estación de metro para ofrecerles drogas.

A pesar de que en algunos medios amarillistas se escucha que esta parte de la ciudad es una de las más peligrosas, caminando por el Adalbertstrasse no me siento insegura.

Es claro que Kreuzberg alberga una diversidad de personas y estilos de vida, pero estos parecen haber alcanzado un nivel de simbiosis. La ley del vivir y dejar vivir.

Lo que más me llama la atención caminando por esta área de Kreuzberg es el llamado Kreuzberg Center, un edificio de vivienda pública que se extiende como un arco que cruza de lado a lado del Adalbertstr.

El edificio de fachada amarilla y blanca y ocho pisos de alto alberga, además, cientos de pequeños apartamentos, un par de cafés, tiendas de fotocopias, restaurantes y la librería estatal del barrio.

Uno de los más populares cafés del área, el Café Kotti, se encuentra ubicado en el segundo piso de la construcción. Este espacio es famoso en el barrio por su afiliación política de izquierda y su ambiente relajado. Las paredes del café están llenas de dibujos, grafitis y pinturas que promueven la integración, la migración y la igualdad.

“Kein Mensch ist Ilegal” (ninguna persona es ilegal) es una de las más populares frases que se leen en el café. La clientela del Café Kotti es una pequeña muestra de lo que es Kreuzberg: turistas, estudiantes internacionales, alemanes-turcos, africanos, sirios, y europeos.

Siguiendo por el Adalbertstrasse en dirección al Oranienstrasse se ve una línea de restaurantes turcos.

Después de Turquía, Berlín es el segundo lugar del mundo con mayor población turca. Durante los años 60, Alemania abrió sus puertas a Turquía. Millones de personas llegaron al país bajo el estatus de “Gastarbeiter” (trabajadores huéspedes) para  impulsar la economía y el país que aún estaba en reconstrucción después de la guerra.

Al crear este proyecto, el gobierno alemán creyó ingenuamente que los “trabajadores huéspedes”, después de terminar sus contratos de trabajo, regresarían a su país de origen.

Pero después de diez, 15 o 20 años de trabajar en el país, de fundar casas y familias, era evidente que la comunidad turca ya había hecho de Alemania su hogar y que el regreso a su país de origen no era una opción viable o factible.

Hoy en día es imposible hablar de la identidad alemana sin hablar de la comunidad turca que, según el censo del 2011, alcanza los 2,7 millones. Caminando por Kreuzberg esta mezcla cultural y predominancia de la comunidad turca en el país es evidente. (I)

Importantes eventos, como la celebración del Primero de Mayo, se realizan principalmente en las calles del diverso barrio de Kreuzberg.Importantes eventos, como la celebración del Primero de Mayo, se realizan principalmente en las calles del diverso barrio de Kreuzberg. Foto:  Cortesía: Diario Tagesspiel

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