El periodista y escritor mexicano falleció ayer a los 88 años
Julio Scherer García, el periodismo total
El 17 de octubre pasado visitó por última vez la redacción que tanto amó y en la que “vivió” los últimos 38 años. El periodista mexicano Julio Scherer García comentó aquel día que Proceso, la revista que fundó en 1976, le había costado muchos sacrificios y trabajo. También prometió que volvería a las oficinas para celebrar el aniversario 38 del semanario, pero no pudo cumplirlo. Falleció la madrugada de ayer a los 88 años.
Scherer estudió la carrera de derecho y de filosofía en la UNAM, pero terminó siendo el mejor periodista mexicano de la segunda mitad del siglo pasado y de lo que va del actual. Su pluma escribió sobre pobreza, menores de edad, desastres, tragedias, conflictos estudiantiles, protestas laborales, religión, grilla política, asuntos internacionales, pintura, literatura y las artes en general. Y dio constante batalla con los temas sobre corrupción gubernamental.
Fiel a sus inicios -a los 17 años comenzó como mandadero de la redacción en el diario Excélsior- nunca dejó de ser reportero, pese a su condición de director, que aprovechó para publicar portadas memorables en Proceso, como aquella titulada El hermano incómodo, el 19 de noviembre de 1994, acompañada de una foto de Raúl Salinas de Gortari, hermano de quien fuera presidente de México en ese entonces, Carlos Salinas de Gortari. O la portada El refugio de López Portillo en Acapulco (en 1983), cuyo reportaje en interiores se destacó con el título: Una casita blanca de 2 millones de dólares en Puerto Marqués.
Scherer fue tan obsesionado por el periodismo que escribió hasta que las enfermedades se lo permitieron. Hace un mes exactamente publicó su último texto por el fallecimiento del también periodista y escritor, su amigo, Vicente Leñero.
Reconocido como ícono elemental en la libertad de expresión llegó a decir que si el diablo le ofrecía una entrevista iba a los infiernos para contar con la exclusiva, como la que tuvo con el subcomandante Marcos.
Desestimó algunos premios e invitaciones porque su condición de periodista imparcial no se lo permitía. Por ejemplo, en enero de 1994, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional le propuso ser mediador junto a otras dos personalidades, ante la eventualidad de un diálogo con el gobierno. “Agradezco la inclusión de mi nombre al lado del obispo Samuel Ruiz y de la señora Rigoberta Menchú. Sin embargo, mi condición de periodista me obliga a la imparcialidad, difícil de sostener en la doble condición de mediador y cronista de los acontecimientos que vivimos. Debo, pues, cumplir exclusivamente con las reglas de mi profesión”, respondió.
Intelectuales, políticos, periodistas y ciudadanos en general han mostrado su pesar por las redes sociales, donde lo catalogan como un pilar del periodismo crítico y maestro de varias generaciones.
“Siempre fue una voz libre, que en paz descanse”, expresó el jefe de Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera. César Camacho Quiroz, miembro del Partido Revolucionario Institucional, señaló en Twitter: “Referente de la libertad de expresión, ha fallecido Julio Scherer García; queda para siempre su legado a nuestra democracia. QEPD”.
También dedicó su vida a los libros, a leerlos y a crearlos. Escribió 22 entre 1965 y 2013, aunque entre el primero, titulado Siqueiros: La piel y la entraña (1965), debieron pasar 19 años para que publicara el segundo, el inolvidable Los Presidentes (Grijalbo 1986).
Entre otros premios, en 1977 fue reconocido como el periodista del año por Atlas Word Press Review de Estados Unidos. En 2002 obtuvo quizá el reconocimiento que más lo conmovió: el Premio Nuevo Periodismo CEMEX-FNP, promovido por Gabriel García Márquez, en la modalidad de homenaje.
María Scherer Ibarra, su hija, adelantó su despedida en octubre con un texto publicado en www.letraslibres.com “Mi papá lleva años despidiéndose. ‘Cuando sea flor...’, nos previene. Por fortuna, he alcanzado la madurez a su lado. Justo ahora, cuando mi amor por él alcanzó su plenitud, es el momento: yo también quiero honrar a mi padre, que nunca será flor. Será árbol”.