José Salas recrea la Galatea de las Esferas de Salvador Dalí
Desde 2014, José Salas Valdiviezo ha convertido en una tradición su idea de recrear alguna representación artística reconocida en el mundo del arte. Este año, la obra escogida es Galatea de las Esferas (1952), del pintor surrealista Salvador Dalí.
Este trabajo se apreciará en las afueras de su casa, ubicada en las calles Medardo Ángel Silva, entre la 15 y la 16, en el sur de Guayaquil.
Dice que se fija en las obras importantes de la historia del arte, siendo Dalí uno de los pintores que están en la línea que buscan un quiebre en relación con otros. Y “él crea un nuevo estilo, que es el surrealista”.
“Mi obra mostrará el rostro de una mujer, que representa a Gala, que era la esposa de Dalí, y Gala es el conjunto de esferas que flotan en el ambiente”, indica.
Salas menciona que le llevó dos meses el proceso de recrear esta obra, que trata de un monigote elaborado en cartón, papel, almidón, pintura, madera y caña.
Además, la obra tendrá un panel de fondo, que es como un lienzo que se mueve.
Esta es la Galatea de las Esferas que José Salas recrea en su casa. La obra es uno de los homenajes al rostro de Gala más elocuentes que realizó Dalí (foto).
Salas manifiesta que uno de los principales motivos para el elaboración de este tipo de obras es su pasión por el arte. Él es tecnólogo es artes visuales graduado en el Instituto Tecnológico de Artes del Ecuador (ITAE).
“Siempre me gustó esto de la historia del arte. Y vi en los monigotes la oportunidad de hacer una representación, con el fin de que las personas conozcan sobre el arte, es decir, una acción de compartir lo que uno sabe”, señala el artista guayaquileño.
El año pasado, la obra que recreó fue La noche estrellada del pintor neerlandés Vicent Van Gogh.
El portal Dalí Universe explica que “Galatea de las Esferas” constituye un ejemplo de cómo un artista transforma la estructura molecular en una parodia visual mimetizando estéticamente la estructura del ADN.
Dice que Dalí estaba cautivado por la estructura del ADN y, como todas las mentes inquietas, plasmó esta pasión en su arte, creando esta obra durante su época de “misticismo nuclear”.
El retrato abstracto de su esposa Gala, cuyo rostro se reconoce, se crea a partir de esferas desconectadas; la imagen holográfica tridimensional representa una combinación de arte renacentista y teoría atómica.
Añade que el óleo sobre lienzo de 1952 representa un homenaje para honrar a su esposa y musa Gala, que a menudo posaba para él.
Mientras que el portal salvador-dali.org indica que la obra es de las más representativas de la época místico-nuclear y fruto de un Dalí apasionado por la ciencia y por las teorías de la desintegración del átomo.
“El rostro de Gala está conformado por un escenario discontinuo, fragmentado, densamente poblado de esferas, que en el eje de la tela adquieren una visión y una perspectiva tridimensionales prodigiosas”, dice.
Agrega que Dalí quiso que su obra se viera en la Sala Palacio del Viento de su Teatro-Museo, en un caballete que había pertenecido a Meissonier, pintor del cual hay dos obras en el museo que formaban parte de la colección privada de Dalí. (I)