JJ Vive en el corazón y la voz de Óscar Cevallos
Hace tres años, cuando Óscar Cevallos Cedeño manejaba su taxi por las calles de Portoviejo, provincia de Manabí, y la luz roja lo detenía por segundos, se ponía a cantar solo y soñaba con dar recitales al público.
En ese tiempo, Óscar bien podría ser el personaje de la canción “Louis”, del venezolano Franco de Vita, pero él optó por darle otro final.
Fue en 2017 que la decisión despertó al artista de su sueño y lo llevó a la realidad de participar en el reality televisivo Yo me llamo, en el cual aprovechó la oportunidad para convertirse en Yo me llamo Julio Jaramillo y su vida cambió.
Luego de esa visibilización, Óscar Cevallos presenta su nueva etapa artística, en la que se da a conocer como JJ Vive.
En 2018 presentó una producción, grabada en Quito con la dirección musical de Marcelo Sánchez.
El CD tiene tres canciones estilo popurrí que son “Guayaquileña”, “Nuestro juramento” y “Azabache”.
“Lo trabajamos con mucho ánimo por el cariño de la gente y el disco ya está listo en las plataformas digitales”, contó el artista.
Señaló que luego del reality, en el cual interpretó en vivo más de 10 temas del Ruiseñor de América, sabía que debía seguir ese legado.
Y decidió tomar el volante de su carrera artística y vivir a velocidad su sueño.
La aventura lo ha llevado lejos, pues en presentaciones ya ha recorrido Guayaquil, Cuenca, Azogues, Loja, entre otras ciudades.
La historia musical de Óscar inició en su niñez, cuando interpretaba temas de artistas mexicanos que admiraba.
En el colegio cantaba en eventos, aunque era tímido en ese tiempo, reconoció.
Todos esos nervios “se evaporaron” con su participación en el reality.
El artista continúa trabajando, en febrero de este año lanzó la producción JJ Vive medley tropical con los temas “Senderito de amor”, “El mendigo” y “Chica linda”.
Siempre ofrece sorpresas y por el Día de la Madre, JJ Vive se presentará el 10 de mayo en el Teatro Lalama, de Ambato.
Óscar destaca el apoyo de su esposa, Karina Flores, y de sus tres hijos, porque “ellos me dan la fuerza para crecer en esta carrera”.
Ahora, su vehículo es la música y sus pasajeros son la fe y sus sueños, para lograr más que “Cinco centavitos de felicidad”. (I)