Irvine Welsh recupera al taxista Juice Terry
El escocés Irvine Welsh, autor de la novela Trainspotting, regresa a su Edimburgo natal en su última novela publicada en español, Un polvo en condiciones, un crisol de historias que bailan al son de uno de sus personajes más celebrados, el peculiar taxista Juice Terry Lawson.
Después de sus devaneos por Miami con La vida sexual de las gemelas siamesas, Welsh ha vuelto a Edimburgo, piedra angular de su universo literario, alrededor de la cual orbitan unos personajes que se van entrecruzando en las sucesivas novelas ambientadas en la ciudad.
“Miami y Edimburgo son sitios muy distintos. En Miami hay una cultura visual más suave y es un lugar fantástico para escribir, pero después del referéndum por la independencia era un buen momento para volver a Escocia”, señaló Welsh ayer por la tarde, en Barcelona.
Preguntado por cómo ha cambiado Edimburgo desde los años noventa, el escritor apuntó que “se ha convertido en una ciudad llena de turistas en la que se han perdido rincones y lugares”.
Un atractivo más para el autor fue recurrir a Juice Terry como “perfecto guía para llevarme de la mano, por ser tan conocedor del terreno”.
Juice Terry protagoniza Un polvo en condiciones (Anagrama) tras haber aparecido en sus anteriores novelas Cola y Porno. Es un taxista, seductor chulopiscinas, traficante de drogas, encargado de una sauna regentada por mafiosos, adicto al sexo y actor porno aficionado, que rueda películas cutres para la web de SickBoy.
Terry se reencuentra con una antigua amante en un funeral; ayuda al simplón Wee Jonty a buscar a su chica desaparecida, la hermosa Jinty Magdalen; lleva en su taxi a una joven dramaturga suicida y le detectan un problema de corazón que le obliga a guardar abstinencia sexual.
Y además hace de chofer para un americano llamado Ronald Checker, rico promotor inmobiliario y presentador de un exitoso reality show televisivo que puede hacer pensar en el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Para Welsh resulta importante “prestar atención a los pequeños personajes porque, si un secundario es suficientemente interesante, tendrá sustancia para recuperarlo y ampliar una nueva historia” y, de hecho, guarda notas de todos los personajes, que “están como en una lista de espera”.
El autor escocés ve cada uno de esos personajes como “una herramienta que se busca en función de cada trabajo” y de ahí la importancia de que, cuando crea un personaje, tiene que “sentir su aliento en tu nuca y que sea tridimensional”.
Considera el autor de Escoria y Acid House que, “si tienes muchos personajes memorables en un libro, la historia se narrará prácticamente sola, y los escenarios cobrarán vida”.
Así, recuerda las palabras de Martin Amis: “Te pones a escribir una novela como si te llegara un mensaje del subconsciente, de tu mente, como si de repente te despertaras y recordaras un sueño que has tenido; y a partir de ahí viene la idea que te lleva a escribir”.
Se trata, agrega Irvine Welsh, de que “los personajes hagan lo más posible para que el escritor tenga que hacer lo menos”.
En su caso, reveló que construye sus personajes a través de la música: “Me planteo qué música escucharía cada uno de ellos” y, de hecho, en la primera fase de cada novela junto a la mesa de trabajo tiene un equipo de música en el que la escucha a toda potencia.
Para el caso de Ronald Checker, Welsh apunta a que “Trump no era todavía presidente, pero es difícil encontrar un personaje que no lee, no cocina y no escucha música, que es lo que hacemos la mayoría de los mortales”.
Y sobre los posibles paralelismos entre el independentismo catalán y el escocés, Welsh señala: “En Escocia también se pelean entre y contra ellos mismos”. (I)
Vida
Recorridos
→ Irvine Welsh nació en 1958 en Escocia. Creció en el corazón del barrio obrero de Muirhouse, dejó la escuela a los 16 años, cambiando multitud de veces de trabajo hasta que emigró a Londres con el movimiento punk.
2 libros de teatro también ha publicado: You’ll Have Had Your Hole y Babylon Heights.
Primera novela
En los 80 volvió a Escocia, donde trabajó para el Edinburgh District Council a la par que se graduaba en la universidad y se dedicaba a la escritura. Su primera novela, Trainspotting, tuvo un gran éxito.