Los instrumentos andinos guardan una historia milenaria pero no suelen soportar las inclemencias del clima. El bambú con que están fabricadas algunas quenas, por ejemplo, las hace pesadas y no aguantan los golpes, la exposición prolongada a los rayos solares ni los cambios bruscos de temperatura.

Por ello, el músico y lutier Marcelo Rodríguez prefiere usar quenas elaboradas de zada -una de las variedades finas de la caña de bambú- o, lo que considera el mejor material para estos fines: la tunda, “noble y resistente que se extrae de la parte fría, montañosa y húmeda de las estribaciones de Costa y Sierra u Oriente y Sierra”. Aunque las vuelve delicadas, la finura del tubo de las quenas es garantía de su sonoridad.

La única orquesta que emplea instrumentos andinos de forma exclusiva, tiene a Rodríguez entre sus músicos desde que se fundó hace un cuarto de siglo, en Quito. El artista aprendió a fabricar las piezas en 1988, cuando integraba grupos de música andina y apenas podía renovar las quenas averiadas. Cuando la intemperie deja hendiduras en los instrumentos, se pueden reparar pero es mejor cambiarlos para obtener interpretaciones más prolijas.

De cualquier manera, las fronteras -climáticas, temporales y espaciales- no son un problema para la Orquesta de instrumentos andinos que, hace un par de meses, dirige el maestro Wilson Haro López y que llevará sus conciertos a 3 ciudades brasileñas con una consigna ya conocida: “hacer música popular conlleva un proceso tan estricto como el de la academia”.

Un repertorio sudamericano

Un Yumbo, recopilado por Segundo Moreno, será el interludio que les permita a los 39 músicos ecuatorianos posesionarse sobre las tablas del Teatro Poupex, el lunes 10 de agosto, en Brasilia. Dos días después se presentarán en el Teatro de Câmara de la Cidade das Artes carioca, conmemorando los 450 años de fundación de Río de Janeiro.

El Consulado de Ecuador en esa ciudad también hará posible que la Orquesta brinde un concierto en el Sesc Bom Retiro de Sao Paulo, el 14 de agosto, como cierre de una gira que “mostrará la música del país través de los instrumentos andinos”, según Haro. Pero el repertorio no solo estará compuesto por ritmos nacionales sino por la samba Aquarella do Brasil, de Ary Barroso, y la Bachiana Brasileña No 5, del compositor Heitor Villa-Lobos.

Con los primeros rayos del próximo domingo, la Orquesta iniciará un vuelo en que transportarán unos 630 kilos de instrumentos, como marimbas, zampoñas, flautas, bandolines, bandolas ecuatorianas, charangos, guitarras y contrabajos.

Otros, como las payas y rondadores, completan una gama de elementos hechos con la zada de Santo Domingo de los Colorados o Saraguro. Estos materiales, con sus innumerables variedades, se pueden encontrar en territorio ecuatoriano.

La gira estará matizada por lo que Rodríguez define como una “fusión de música minimalista con el lenguaje contemporáneo de las flautas sanjuaneras andinas, traveseras en temas como El pretil de la matriz, que conllevan un reto de mucho nivel y exigencia para la orquesta”. (I)

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