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El Telégrafo
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La hija predilecta de Lima

La hija predilecta de Lima
Cortesía: Teresa Fuller Granda
03 de septiembre de 2020 - 03:00

Su talento musical se equipara al de los latinoamericanos Facundo Cabral y Mercedes Sosa. Su nombre de pila es María Isabel Granda y Larco, más conocida como Chabuca Granda en el mundo de la música latinoamericana.

Su vocación poética musical  fue innata, desarrollándose vertiginosamente, pese a la oposición de su esposo el militar brasileño Fuller, de quien se divorciaría después por este motivo.

Sus biógrafos dan cuenta que su crianza y educación transcurrió en una casa solariega del poético Barranco, un distrito de Lima, la capital del Perú.

Haciendo un recuento  de su actividad artística, diremos que fue  escritora, cantautora, folclorista y estudiosa de la música afrolatinoamericana.

Su melodiosa voz de soprano siempre estuvo acompañada por la primera guitarra del Perú, Óscar Avilés, y la cumbre del percusionismo peruano Carlos “Caitro” Soto y Eusebio Sirio “Pititi”.

Los estudiosos enumeran más de medio millar de composiciones musicales habiendo sido registradas cuatrocientas, siendo las más populares “La flor de la canela“, inspirada por Victoria Angulo, amiga afroperuana suya, y popularizada por el trío musical Los Chamas; “José Antonio", inspirada en un galán enamorado cuya afición era los caballos de paso, y “Fina estampa",   difundidas por la voz timbrada de la cantante de música criolla Edith Barr. 

En su periplo musical Chabuca sufrió la pérdida de la voz, por lo que fue sometida a una delicada operación cuyas consecuencias fueron funestas porque su registro  de soprano lo perdió quedándose con un timbre de bajo, motivo por el cual cuando cantaba lo hacía casi recitando la canción.

Su talento se paseó por varios países donde recibió merecidos homenajes con la denominación con su nombre de alamedas y pasajes tanto en Argentina como en Chile, país al que homenajeó componiendo “Cardo y Ceniza”, dedicada a Violeta Parra.

Su amado Barranco la recuerda como su hija predilecta e ilustre erigiéndole un monumento en el famoso Puente de los suspiros.

Chabuca murió a los 62 años un 8 de marzo del año 1983, víctima de un tercer infarto, siendo homenajeada por el presidente Fernando Belaunde y el alcalde de Lima por ese entonces, don Eduardo Orrego, quien simbólicamente hizo entrega de las llaves de la ciudad a sus deudos.

De su obra y talento César Calvo dijo: “Musicalmente ella es un género de nacimiento" y Mercedes Sosa al referirse a ella manifestó: “su música es importante para los músicos de América Latina”. 

Autor: Mario Palomino Medina, escritor y periodista peruano. 

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