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Ecuador, 27 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Harvey en San Roque: “del capital urbano a los espacios de esperanza”

A fines de la década de los sesenta, un geógrafo y pensador social inglés llegó  a la ciudad  de Baltimore en los Estados Unidos con el fin de estudiar los procesos ligados a la construcción de vivienda en el contexto de la crisis urbana que agobiaba a los estadounidenses. Las observaciones de este científico, influido  por el pensamiento marxista y la geografía radical de la época, demostraron que más allá de la vivienda como un derecho humano fundamental se escondía un proceso de acumulación y reproducción del capital ligado al proceso mismo de urbanización. Este pensador era David Harvey.

Poco después, Harvey se convertiría en uno de los autores más citados y comentados dentro de las humanidades, sobre todo, por su visión crítica de los procesos de construcción del espacio social en el contexto del capitalismo. Obras suyas como Social Justice and the City  (Ciudad y justicia social) de 1973  y Justice, Nature and the Geography of Difference (Justicia, naturaleza y la Geografía de la diferencia) de 1996, han marcado profundos surcos en la concepción de la geografía y en su aplicación global en el contexto de ultra urbanización que vive el mundo contemporáneo.

A pesar de todo, es posible que sus aportes más destacados estén ligados a la visión geográfica que Harvey provee para entender el desarrollo espacial del sistema capitalista y sus inequidades en obras como Limits to Capital (Límites al Capital) de 1982 y Brief History of Neoliberalism (Breve Historia del Neoliberalismo) de 2005. Su obra más conocida, y la que usualmente se encuentra en el mercado de libros en español, es “La condición de la posmodernidad: investigación sobre los orígenes del cambio cultural” en la que critica la aparición y dominio de las filosofías posmodernas como parte del proceso de desarrollo cultural del capitalismo tardío.

David Harvey, hombre consecuente con sus ideas, escuchó con atención a los vecinos de San RoqueHarvey aporta herramientas que permiten entender el desarrollo de aquello que Lévi-Strauss llamó “lo más humano entre lo humano”, es decir, las ciudades. La perspectiva de Harvey es, como se puede ver, crítica y choca con la placidez que promueve la planificación urbana basada en los deseos del capital, al tiempo que promueve el reclamo de lo que él llamó: “El derecho a la ciudad”. Harvey afirmará que este derecho es“[…] mucho más que la libertad  individual de acceder a los recursos urbanos: se trata del derecho a cambiarnos a nosotros mismos cambiando la ciudad. Es […] la libertad de hacer y rehacer nuestras ciudades y a nosotros mismos es, como quiero demostrar, uno de nuestros derechos humanos más preciosos, pero uno de los más descuidados”.

Con estos antecedentes se entiende la importancia de la visita de David Harvey al Ecuador, gracias a una iniciativa del Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN), institución que gestionó  una serie de encuentros en los que Harvey en compañía de Miguel Robles Durán, director del programa de Posgrado en Ecologías Urbanas de la New School/Parsons de Nueva York, hablaron sobre  la importancia de la organización social en el marco de la resistencia ante la planificación urbana capitalista. Sin embargo, estos encuentros dedicados al público académico se complementaron con las visitas que  Harvey  y Robles Durán hicieron al Centro Histórico de Quito, en las que los vecinos de San Roque pudieron mostrar una faceta práctica de ejercicio de “derecho a la ciudad”.

Harvey en San Roque

Quito amaneció encapotada la mañana del 15 de agosto, sin embargo, conforme pasaron las horas el Sol fue secando las calles y alegrando los corazones de un grupo de vecinos del tradicional barrio de San Roque; ellos esperaban, en la tarde, una inusual visita a su proyecto de turismo comunitario “Caminos de San Roque” (www.caminosdesanroque.com); se trataba, según les habían contado, de un pensador que en lugar de embarcarse en cualquiera de los innumerables “city tours” que se ofrecen en la ciudad, había decidido recorrer a pie y con los vecinos uno de los barrios que mantienen vivo al Centro Histórico de la Ciudad.

Harvey, hombre consecuente con sus ideas, escuchó con atención a los vecinos y respondió con humildad a sus cuestionamientos. Antes de recorrer el barrio afirmó: “Este tipo de iniciativas muestran la cara verdadera de la ciudad, lo que hace atractivo a Quito. Sería detestable tener que venir un día y encontrar en el Centro Histórico únicamente edificios vacíos […] es necesario luchar contra esas prácticas turísticas que  tienen en cuenta únicamente al lucro como fin y no al desarrollo de las dinámicas sociales reales de los espacios”.

Los vecinos recorrieron con los académicos las calles y comercios del barrio, uno de los sitios más estigmatizados por las políticas municipales y por la prensa, y dieron cuenta del funcionamiento comunitario del espacio, situación que se contrapone con la del recientemente inaugurado bulevar “24 de Mayo” que luce desértico a pesar de la inmensa inversión estructural que se hizo por parte del Municipio. Eso demuestra, a entender de Robles Durán y Harvey, que ninguna iniciativa de trabajo estructural puede tener éxito si no se trabaja primero en el ejercicio comunitario del derecho a pensar la ciudad y sus espacios.

Luego de conversar con moradores, comerciantes y usuarios de los negocios de San Roque, los dos urbanistas se retiraron con una sonrisa y con el reconocimiento de una comunidad que lucha por no dejarse atrapar por las fauces de los modelos de planificación basados en la imposición de un tipo de turismo genérico y acartonado. El patrimonio es actualidad y vida, no sólo conservación, no son las capas de pintura sobre los edificios. Harvey enseñó esa tarde que el patrimonio es lucha y ejercicio crítico de la vida social en el espacio.

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