El lado cómico del hampa revive en "Cómo e' la cosa"
La aceptación y seguridad de los migrantes en tierra ajena es una preocupación constante cuando deciden echar raíces en cualquier ciudad.
Escuchar el lamento de los que transitan por la Costa rememora un capítulo similar al de la década del ochenta: la migración interna de Ecuador.
Esta situación impactó al país por los efectos de la caída del petróleo, los desastres naturales y el conflicto bélico con Perú.
Diversos acentos se escuchaban por doquier. El del dejo montuno y el cortado esmeraldeño que se mezclaba con la jerga guayaca.
Para esa época un grupo de jóvenes exploraba las técnicas teatrales de Ernesto Suárez, un dramaturgo argentino encantado con las tradiciones de la cultura guayaquileña.
Guayaquil Superstar fue una de las obras que dirigió con su marcada línea costumbrista para retratar el reflejo de esa sociedad mezclada de acentos y costumbres de cada cantón.
Uno de los sketches que conformaban esta obra fue desempolvado para reactivar ese sello característico vigente en su antiguo elenco.
Este año -y a propósito del homenaje que le hicieron sus pupilos al recordado “Flaco” Suárez-, el grupo decidió reponer la pieza Bienvenida a la ciudad, a la que se le hizo una adaptación y llamaron Cómo e’ la cosa.
Luis Aguirre, Oswaldo Segura, Alfredo Martínez, Henry Layana, Mauro Guerrero y Raúl Pintos interpretaron a los cómicos personajes en su momento.
Ahora el turno es de Augusto Enríquez, Isidro Murillo y Roosevelt Valencia, quienes protagonizan esta reposición que fue estrenada hace 35 años.
Los efectos de la migración
La historia nació del trabajo de laboratorio teatral plagado de charlas y exploración de campo para identificar el rostro de la migración interna.
La obra pone en escena al campesino Lorenzo Gorotiza (Augusto Enríquez), quien llega a la ciudad en busca de nuevos emprendimientos.
Mas la suerte no lo acompaña y al cabo de pocas horas de pisar Guayaquil se topa con la delincuencia en manos de un malandro que lo despoja de sus pertenencias.
“Este encuentro tiene mucho de comedia pero a la vez dice una gran verdad que viven los migrantes”, expresa Enríquez, quien tomó la posta del maestro Suárez para dirigir esta reposición que guarda muchos elementos de la pieza original.
Roosevelt Valencia caracteriza a Pipiolo, un embaucador que se aprovecha de los recién llegados a la ciudad.
El perfil de este campesino afro se asienta en una crianza desarrollada en la periferia, donde ha sido obligado a delinquir por necesidad.
“Él lleva el mensaje de la violencia, pero a la vez, el de la ternura. Lo primero es por ese Guayaquil en su esencia, violenta, pero también tierna”, opina Valencia.
Para él, Pipiolo representa a un hombre a quien el Estado no lo ha provisto de educación, por eso vive apegado a su maestro Don Galo, quien le ha enseñado los trucos del robo en la calle.
Isidro Murillo interpreta a este lumpen del hampa. Galo es el veterano que vive con Pipiolo, quien pese a su corrupta vida como delincuente, mantiene una relación paternal con el joven.
“Él tiene una frase que me gusta y que refleja sus enseñanzas pero también lo que es esta sociedad. ‘Aquí en la ciudad hay que avasallar para que no te avasallen, sino estás muerto’”, cuenta Murillo.
Cómo e’ la cosa se presenta hoy, a las 20:00, en la sala experimental del Teatro Centro de Arte, ubicado en el km 4,5 de la vía a la Costa. (I)