Cervantes trastocó las historias de caballería
Hace 411 años el mundo vio el trajinar de Don Quijote
Un día como ayer, hace 411 años, se publicaba la primera edición de Don Quijote de la Mancha, una de las novelas más importantes de la lengua española.
Comparable a la obra del inglés William Shakespeare, Miguel de Cervantes Saavedra (Alcalá de Henares, 1547-Madrid, 1616) publicó la historia, basado en novelas de caballería —que enloquecieron hasta el ingenio a su personaje—, el 16 de enero de 1605. El Quijote es una de las obras cumbre de la literatura española y la literatura universal, y es el libro traducido a más lenguas después de La Biblia.
La inspiración de Cervantes para componer esta obra vino, al parecer y de forma particular, del llamado Entremés de los romances, que era de fecha anterior (aunque esto es discutido). El argumento ridiculiza a un labrador que enloquece creyéndose héroe de romances. El labrador abandonó a su mujer, y se echó a los caminos, como lo hizo
Don Quijote. Este entremés posee una doble lectura: también es una crítica a Lope de Vega; quien, después de haber compuesto numerosos romances autobiográficos en los que contaba sus amores, abandonó a su mujer y marchó a la Armada Invencible.
Poco queda de “aquel lugar de la Mancha” y de lo que vio el ‘Caballero de la Triste Figura’ hace 4 siglos. El libro tuvo una continuidad de antología —con la segunda parte— de sus aventuras bajo el nombre de El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha. Un personaje cuyo rastro en la Tierra siempre se ha buscado, y cuyo penúltimo hallazgo, el de unas supuestas inspiraciones de personas, episodios y lugares, permite seguir los pasos de aquel o aquellos Alonso Quijano que estuvieron entre mortales.
El próximo 22 de abril se cumplirán 4 siglos del fallecimiento del autor español, llamado el ‘Manco de Lepanto’ que ya es inmortal. (F)