Francis Ford Coppola, el cineasta que sabe esperar, cumple 80 años
El patriarca del imperio Coppola superó la polio siendo un niño, dirigió uno de los mejores filmes de la historia y se recuperó de la muerte de un hijo.
Ahora, ocho años después de su última película, se centra en su faceta como empresario vinícola y hotelero. Aunque, unos días antes de cumplir 80 años -los que celebra hoy de seguro con mucho vino- anunció el fin de Megalópolis. Se trata deun proyecto fílmico que lanzó a la opinión pública, en el Festival de Cannes de 2001 y que ahora piensa como el fin de su carrera y el espacio en el que usará todo lo que ha aprendido en el intento de hacer cine.
Francis Ford Coppola nació en Detroit, en 1939. Su padre, Carmine, era músico. Su madre, Italia, había sido actriz. Estudió cine en la Universidad de California, pero aprendió todos los secretos del oficio trabajando en la factoría de Roger Corman.
Después lanzó su primer largometraje, Demencia 13. Trabajó como guionista en títulos como Arde París o Patton, por el que ganó su primer Oscar.
Dirigió películas como Ya eres un gran chico, El valle del arco iris o Llueve sobre mi corazón, pero su carrera cambió cuando, en 1972, le ofrecieron llevar al cine una novela titulada El padrino.
A veces piensa que su apellido italiano le jugó la suerte para que le dieran a él este encargo que revolucionó el cine y el modo de ver a la mafia, tanto como el sentido de familia.
El año pasado fue el invitado al Festival de Cine de la Orquídea y recorrió Cuenca con un séquito de personas a las que no conocía. Allí habló de su intuición para hacer cine, que posiblemente desarrolló de gran manera todo el tiempo que tuvo que estar solo de niño, entre colegio y colegio por el oficio de su padre, y por la polio.
Cuando tiene que defender algo acerca de hacer cine, defiende aquello que lo remonta a lo más elemental: escuchar al niño de 6 años aunque sea, como él dice, “un viejo de cincuenta y veintinueve”, dijo en la Orquídea.
En una entrevista reciente con Vanity Fair dijo que se está haciendo mayor y lo homenajean y le prestan muchísima atención, al punto que se llega a sentir incómodo.
“Porque de niño siempre estaba muy solo. Entonces no me daba cuenta de que es bueno estar solo. Quería tener novia, ser parte de un grupo. No me siento cómodo cuando me dan un trato especial. Me hace sentir marginado de nuevo. Me gusta cuando dicen: ‘Oh, mira, ahí están Francis, George, Marty y Brian de Palma’. Lo que yo siempre he querido ha sido ser parte de la banda”, dijo el cineasta. (I)