La glace et le ciel (El hielo y el cielo), que clausura oficialmente el domingo la 68ª edición del Festival de Cannes es una odisea científica en la Antártida en la que el francés Claude Lorius se refirió ya en los años 70 al calentamiento acelerado del planeta.

El investigador, que tiene en la actualidad 83 años, protagoniza este documental concebido y realizado por Luc Jacquet (La marcha de los pingüinos, Óscar al mejor documental en 2006).

El documental saldrá a las salas de cine en otoño, unas semanas antes de la 21ª conferencia de Naciones Unidas sobre el clima en París a finales de 2015, donde se espera que la comunidad internacional alcance un compromiso firme para luchar contra el calentamiento del planeta.

Los archivos personales de Lorius, que contiene imágenes de las primeras expediciones en los años 50, alimentan en buena parte esta historia, junto con otras de institutos franceses, estadounidenses y rusos.

En aquella época "no sabíamos nada de la Antártida", admite Lorius en el documental.

Todo estaba por descubrir en este continente helado, poblado unicamente por pingüinos, focas y jóvenes, que acababan de obtener sus diplomas y ponían rumbo a largas expediciones.

Fue así como Lorius pasó un año en la base francesa de Charcot con dos personas más. Tenían un año de suministros en cajas de madera cuadradas y un espacio vital de 24 metros cuadrados compartido entre tres. Fuera, los vientos alcanzaban a veces hasta los 200 km/h y las temperaturas más altas eran en el mejor de los casos de -20°C.

"Hacía demasiado frío para lavarse, no había intimidad", recuerda el científico. Pero "esta experiencia fundadora" lo convirtió en un apasionado del continente austral donde pasaría diez años de su vida.

Luc Jacquet lo llevó de nuevo para El hielo y el cielo, sembrado de planos cuidadosos en los que el investigador, vestido con un anorak azul eléctrico, aparece en secuencias muy contemplativas.

Remontar el tiempo

Pese a un exitoso historial profesional y trabajos que han revolucionado la climatología, el científico se pregunta: "¿He servido para algo?" Ya que casi nadie tuvo en cuenta la alerta temprana que dio y el aumento global de las temperaturas amenaza los grandes equilibrios (especies, océanos, ciclo de las precipitaciones, etc.).

El investigador ha descubierto que las bolsas de aire atrapadas en diferentes capas son depositarias de la memoria del pasado climático.

Horadando siempre más profundamente, gracias sobre todo a la colaboración de colegas rusos, expertos en perforación glaciar profunda, Lorius y los equipos de los que forma parte van cada más atrás en el tiempo: ¡-150.000 años, -400.000 años y -800.000 años!

Nada, ni siquiera la Guerra Fría, impide a estos hombres querer saber más. Así, establecen que la temperatura de la Tierra y la tasa de gases de efecto invernadero "están vinculadas desde siempre".

Y que "desde hace 100 años las emisiones de CO2 del hombre modifican el clima a una velocidad nunca vista", dice Claude Lorius que, a partir de los años 80, multiplicó las conferencias y las emisiones de televisión para compartir su preocupación sobre lo que le estaba ocurriendo al planeta.

Esta constatación sería confirmada y afinada por las generaciones siguientes de climatólogos, contribuyendo a una toma de conciencia generalizada del fenómeno. Sin embargo, no ha habido hasta ahora determinación política para frenar el proceso.

A través del cine, Luc Jacquet, ingeniero ambiental de formación, espera que "El hielo y el cielo" sirva como "caja de resonancia" a la palabra de los científicos, cerca de diez años después de Una verdad incómoda (2006), el documental en el que Al Gore, el ex vicepresidente estadounidense, ya advertía sobre la peligrosa espiral en la que vive el planeta. (I)