El galardón se entregará el próximo abril, en españa, y está dotado de 134 mil dólares
Fernando del Paso, el último premio Cervantes a la tradición mexicana
Fernando del Paso (México, 1935) al ser homenajeado en 2013, en Monterrey con el Premio Internacional Alfonso Reyes, develó una placa con su nombre en la capilla de una universidad de la localidad y jugó con las palabras, como suele hacer con su obra, sobre su condición de salud. “Parece que estoy develando lápidas, pero en lugar de decir: aquí yace tal persona, las mías dicen: aquí sigue Fernando del Paso”, dijo.
Este jueves 12 de noviembre, el autor inscribió su nombre en la lista en la que solo constan otros cinco autores mexicanos, reconocidos por su obra con el Premio Cervantes, el galardón literario más importante del español. Entre ellos están dos autores que él admiró y con los que se descubre a sí mismo: Octavio Paz y Carlos Fuentes.
“Y para referirme a la poesía de Octavio, no puedo sino remitirme a mí mismo, a mi sola y única referencia personal. Soy un novelista que trabaja con música, después de embriagarme con la música de las palabras. Antes de sentarme a escribir, suelo leer poesía (...) Y leo, leo una y otra vez a Octavio Paz. Aunque ‘leer’ es una palabra inexacta. Deslizo mis ojos por las letras de los versos, puedo incluso pronunciar el poema en voz alta y de memoria, pero no lo leo, lo habito”, escribió del Paso en ‘Elogio de un poeta’, dedicado a Paz.
Del Paso es autor de libros impregnados con los colores y la sal de México, del cual —recuerda— decía Paz es un país solar. El Premio Cervantes le llega en reconocimiento al riesgo que ha asumido al intercalar en su narrativa su experiencia en el México rural desde una perspectiva moderna y a la vez, catalogada, como barroca. “La literatura de Del Paso forma parte de la historia de la literatura latinoamericana”, afirmó Inés Fernández Ordóñez, la presidenta del jurado.
Nacido en la capital mexicana en 1935, en su niñez se inclinó por dibujar como zurdo y a escribir como diestro. “El dibujar es una venganza de mi mano izquierda al acto de escribir”, dijo del Paso sobre su afición por dibujar, siempre en vano, pues la liberación que le produjo la plástica, era la angustia ante el ejercicio de la escritura, su quehacer “más organizado”.
Quiso ser médico pero cambió de parecer por su terror a la sangre y los malos olores; además, porque “conocí a la que ahora es mi mujer y quise casarme. Y no se puede estudiar medicina y estar casado”.
Con su primera novela, José Trigo (1966), del Paso hace un vasto homenaje al lenguaje popular y los juegos de palabras de su territorio. Según José Luis Herrera, sin esta obra, ‘Sobre José Trigo, cómo recuperar a un esquivo ferrocarrilero’, no “se entendería cómo se fue labrando el destino literario de Fernando del Paso” a pesar de que durante su publicación fue considerada como un mero ejercicio del autor sin lograr la réplica que tuvo su obra posterior.
El boom de su segunda novela, Palinuro de México (1977) fue inmediato. Con ella recibió en 1981 el premio internacional de Novela Rómulo Gallegos (con Carlos Fuentes, Antonio Cornejo Polar, Carlos Barral, Manuel Mejía, Augusto Roa, Ignacio Iribarren y José Vicente Abreu como jurados).
“Palinuro de México es de todos mis libros el favorito por su alto contenido autobiográfico, pero yo no soy Palinuro porque ese contenido ha sido intensamente recreado y el resultado es el personaje que fui y quise ser, y el que los demás creían que era, y también el que nunca pude ser aunque quise serlo”, dijo del Paso.
En esta obra, del Paso junta varias historias guiadas por la omnipresencia de un narrador, por Palinuro, el personaje central de la obra, que como del Paso quiso ser médico, pasó por la experiencia de la publicidad, por la pintura y la música.
Sobre Palinuro de México dijo el escritor mexicano José Agustín “precedido apenas por Rulfo, Revueltas, Fuentes y Yáñez, la novela de del Paso es el juego con humor, la desmitificación total y regocijante de temas como el sexo, la escatología, la erudición y la política(…)La parte correspondiente al movimiento estudiantil, es lo más profundo, más gozoso y más efectivo que se ha escrito acerca del 68…el universo de Palinuro rebasa a sus personajes y abarca algo que está muy cercano a la construcción de una nueva sensibilidad… la riqueza del lenguaje enfatiza una nueva actitud hacia la vida”.
Esta obra fue considerada en la década de los 80, una de las novelas más influyentes de la narrativa mexicana. Tras ella se publicó Noticias del imperio (1988), una obra que el autor describe como un cuadro histórico que narra la trágica aventura mexicana de Maximiliano y Carlota de Habsburgo.
Tras la acogida de Palinuro de México, con sus casi 700 páginas, se convirtió en el libro más solicitado en los anaqueles de las librerías ese año. La crítica Sara Sefcovich la denominó la ‘la mejor novela mexicana del presente siglo’. “Si se considera la historia como el vehículo privilegiado de toda reconstrucción del pasado, Noticias del Imperio subvierte esta noción”, escribió el crítico Alfonso González en un estudio de la obra.
La noticia del Premio Cervantes la recibió desde su casa, en Zapopan, según el portal digital de La Jornada. Se declara “muy triste” por la violencia del narcotráfico y la corrupción que hay en México y aunque dijo que sí esperaba recibir este reconocimiento, sus palabras son escuetas, producto de varios infartos al cerebro, de carácter isquémico que —al menos— han postergado su trabajo literario, por una “larga secuela en el idioma que hablo y en que escribo”, dijo. Queda a la expectativa recibir el premio, el próximo abril, en España. (I)
Indagación de géneros
Palinuro de México y Noticias del Imperio, LAS obras
Tras Noticias del Imperio, del Paso publicó Linda 67. Historia de un crimen, su última novela. Se trata de una novela policiaca que durante años el autor mantuvo como idea en su cabeza. Esta narra la vida de David Sorensen, el hijo de un diplomático acostumbrado a vivir como un rico sin serlo, que decide asesinar a su esposa y fingir un secuestro para cobrar un rescate y desaparecer con su amante mexicana.
En poesía se distinguen sus 6 poemarios: Sonetos de lo diario (1958), De la A a la Z, (1988), Paleta de diez colores (1990), Sonetos del amor y de lo diario (1997), Castillos en el aire (2002) y PoeMar (2004). También ha publicado tres obras teatrales, un cuento y cuatro ensayos.