Feria Internacional del Libro se cierra con varias lecciones
Ayer concluyó la Feria Internacional del Libro de Quito, luego de diez días de conferencias, talleres, presentaciones de libros, debates y recitales poéticos, en los que la presencia de estudiantes de escuelas y colegios fue notable. Desde antes de las 10:00, entre el lunes y viernes pasados, varios buses escolares se apostaron en las afueras del Centro de Exposiciones Quito y las filas de jóvenes se extendieron frente a la puerta del recinto.
Sin embargo, en la mayoría de actos que se desarrollaron por las mañanas, en horarios de oficina, hubo escaso público adulto. Según la escritora ecuatoriana Gabriela Alemán, quien asistió a algunos de los actos del encuentro, fue lamentable que en actos como el foro Identidades presentes en la novela de nuestra América, con la escritora brasileña Nélida Piñón y las ecuatorianas María Eugenia Paz y Miño y Natasha Salguero, no se haya explicado la ausencia del venezolano Juan Antonio Calzadilla, quien también constaba en la agenda, “y aparte de los colegiales que llenaron el salón, no éramos más de diez presentes, 4 de ellos de la Embajada de Brasil, y supongo que es un gran esfuerzo traer a alguien de su estatura intelectual y que luego nadie vaya a escucharla”.
El poeta Juan José Rodríguez, quien participó en la presentación del libro Un país imaginario, antología de poesía latinoamericana, del peruano Mauricio Medo, resaltó que la oferta de libros haya mejorado visiblemente en la actual edición en comparación con las anteriores, pero considera que “los eventos debieron agendarse con más precisión, tratando de que, aunque haya pocos, estos logren concitar interés”.
Alemán coincide con Rodríguez al recordar que en el recital del sábado 26, a las 17:00, con los poetas Antonio Cisneros, de Perú, y Fabio Morabito, de México, en el auditorio apenas hubo 12 personas, aunque con el transcurso de los días la afluencia de público aumentó, por ejemplo, en la mesa estuvieron Pablo Ramos y William Ospina, de Colombia, junto con el ecuatoriano Eliécer Cárdenas.
La oferta de libros, tanto para Alemán como para Rodríguez, mostró grandes avances frente a otras ediciones de la FIL. Varias librerías, como Librimundi, ofrecieron textos de las casas editoras Anagrama y Acantilado con el 50% de descuento, y fue también notoria la presencia de opciones alternativas como el stand de cartoneras, dirigido por el escritor riobambeño Víctor Vimos, el stand de la librería Rocinante, y en el pabellón internacional, el stand compartido de Argentina y Perú, quizás uno de los más interesantes del encuentro, en el que hubo libros de calidad producidos por editoriales independientes, como Estruendomudo, Godot y otras.
Peruanos destacaron en encuentro cultural
Perú, como país invitado a esta cuarta edición de la Feria Internacional del Libro (FIL), mostró un grupo, reducido pero contundente, de escritores y cientistas sociales. Varios de ellos aprovecharon para extender las celebraciones del centenario del natalicio del indigenista José María Arguedas, a los foros en Quito, como parte de los diálogos alrededor del tema de las identidades, eje transversal de esta cita internacional.
Investigadores como la socióloga y narradora Irma del Águila, el poeta Antonio Cisneros, el cítico Ricardo González Vigil y la socióloga Carmen Pinilla, en los conversatorios disertaron acerca de la vida y obra de Arguedas, así como de la producción literaria peruana.
De Brasil, el catedrático Joel Rufino fue también parte del encuentro junto con su compatriota Nélida Piñón que abordaron la literatura afrobrasileña, el problema de la cultura contemporánea en el Brasil y las identidades presentadas en la narrativa brasileña.
En las ponencias intervinieron destacados escritores e investigadores de República Dominicana, Venezuela, Argentina, Colombia, Mozambique, Congo, Cuba y México.