"Éter" exhibe los procesos de creación de alumnos de arte de la Católica
Los alumnos de la Carrera de Artes Visuales (CAV) de la Universidad Católica han invadido la ciudad con sus procesos creativos. Simultáneamente, en tres espacios públicos de Quito se han expuesto los trabajos de los estudiantes de arte, desde los que están en primer semestre hasta los del último año.
La más grande muestra es la Casa Abierta ÉTER, expuesta en el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) de Quito y en la que se aprecia una selección de los procesos y proyectos realizados en los Talleres de Arte del CAV.
“Estos talleres van desde primer a octavo semestre, son el eje de la carrera. Se trata de un espacio en el que confluye lo teórico y lo práctico”, comenta Manuel Kingman, artista, docente del CAV y coordinador del Taller Seis.
Giada Lusardi es historiadora del arte y curadora. Actualmente dirige la Carrera de Artes Visuales de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.
La exposición se estructura en seis secciones que coinciden con seis espacios y seis talleres con enfoques distintos: fundamentos del arte; reflexión sobre la representación y la poética visual; relación entre arte y espacio; y lenguajes y procesos del arte contemporáneo.
Cada sala del CAC, donde se exhibe el desarrollo de los alumnos, fue curada por los profesores que están a cargo de cada uno de los talleres. “Las salas muestran las diferencias de los procesos, la evolución del trabajo, la ejecución de las obras. Uno puede comprender cómo formamos a los artistas visuales en este país”, señala Giada Lusardi, directora del CAV.
En el Taller Uno se abordan los fundamentos bidimensionales y principios de la forma y de la composición. Son ejercicios direccionados a despertar/explorar la técnica, como se evidencia en las propuestas de los alumnos del primer semestre.
Manuel Kingman es artista visual, investigador, gestor cultural y docente de la Carrera de Artes Visuales. Es coordinador de uno de los Talleres de Arte.
Gonzalo Jaramillo, profesor de este taller, indica en el texto de sala que se ha puesto énfasis “en el desarrollo de la capacidad de observación, exploración y abstracción de la realidad, tanto de manera grupal como individual de cada estudiante”.
El Taller Dos, en cambio, es un puente de transición de la bidimensionalidad a la tridimensionalidad. Aquí se experimenta con varios materiales, diversos soportes y se trabaja con el volumen en el espacio. El material más empleado para las piezas que desarrollan es la madera.
“En el Tercer Taller se explora la representación, la poética y narrativa visual. Son ejercicios enfocados ya no solo en la forma, sino en el contenido también. En este ciclo hay búsquedas personales, pero que aún están guiadas por las instrucciones del profesor”, comenta Manuel durante una visita guiada.
Giada, quien adelanta que el próximo octubre se realizará el Segundo Encuentro de Arte y Educación, agrega que el CAV ofrece un “amplio panorama, ya que tiene desde programación hasta grabado. Manejas muchos medios. Hace seis años introdujimos los fundamentos de arte en la carrera y ha sido estimulante para los alumnos. Desde 2012 es muy fuerte la reflexión sobre cómo pensar la educación en las artes”.
Diego Arias, profesor del Taller Tres, escribe que en este ciclo se emplea una forma de “investigación genealógica personal orientada por las preguntas ¿Quién soy? ¿Quién no soy? De esta forma, establecemos relaciones con el mundo y tomamos conciencia de un yo individual y de un(nos) yo(es) colectivo(s)”.
En el Taller Cuatro se avizoran proyectos de carácter colectivo y, también, se evidencia cómo las obras guardan relaciones intertextuales, ya sea con la literatura, el género o la filosofía. En concreto, en este taller se refleja la relación entre arte y espacio a través de caminatas, observaciones particulares y derivas por sitios públicos.
“Partimos de ensayos teóricos y artistas que trabajan narrativas seriadas y obras de sitio específico desde diferentes poéticas y discursos ligados a la arquitectura, urbanismos y memoria personal y social”, señala Luis Macas, profesor del Taller Cuatro en el CAV.
En la sala que acoge las propuestas del Taller Cinco se observan temáticas más variadas, obras más pulidas e intereses más autónomos. “Aquí se experimenta el lenguaje del arte contemporáneo. Los alumnos recogen todas las herramientas que trataron hasta quinto semestre y empiezan a indagar en sus inquietudes personales. Y también resalta mucho el tema de la investigación artística”, reflexiona Manuel.
“No pensamos que el arte contemporáneo sea un tipo exclusivo de lenguaje, hay muchas posibilidades de producción. No lo vemos como una fórmula de resolución, sino como algo complejo. Se trata, sobre todo, de un proceso de investigación que aterriza en la realidad contemporánea”, acota Giada Lusardi.
Los trabajos generados en el Taller Seis, que lo coordina Manuel, fueron presentados en formato de pop-up durante el día de la inauguración, en el ala norte del CAC. Este espacio opera como un proceso previo al trabajo de titulación. Es un sitio de transición entre el Taller Cinco, donde se trabajan ejercicios más personales con un poco de recomendaciones de los profesores, y el Séptimo y Octavo, que concluye con una exposición individual.
Los procesos del Taller Ocho están en una muestra colectiva en el Museo de la Ciudad, mientras que Juan Luna Fegan tiene una exposición individual en el Cumandá Parque Urbano, donde reflexiona críticamente sobre los hábitos alimentarios mediante una instalación. (I)