El Garage Band fue una escena para pedir apoyo al artista local
“Apoyar al talento ecuatoriano”. Esta frase que cada vez que se realiza un evento cultural se refuerza, pero al mismo tiempo queda gastada y se vuelve clisé, fue la columna vertebral y argumento de la cuarta edición de los premios Garage Band, realizados la noche del jueves pasado en la Plaza Samsung, junto al centro comercial Mall del Sol, en el norte de Guayaquil.
A pesar del atraso del inicio del show, los asistentes permanecieron en el lugar, salvo aquellos que fueron a comprar cervezas a los locales más cercanos. Las conversaciones y la espera del público transcurrieron en torno al olor de tabacos y botellas de “rubias frías”. El solista Ricardo Pita subió al escenario y su canción que dice “Ya no hay mal que pueda maltripearme hoy” atenuó la impaciencia de algunos que exigían que se inicie la premiación. Inmediatamente apareció Omar Dimitrakis, organizador del evento. Arrancó la premiación con una pregunta cuya obviedad era desbordante: ¿Quién de aquí apoya a las bandas ecuatorianas? El público en su solidario acto recíproco respondió, como no podría ser de otra manera, con fuertes gritos.
Este año, afirmó Dimitrakis, la votación de los ganadores tuvo dos instancias, todas por la página de Facebook del evento. En la primera, se propusieron varias bandas y de las cuales las más votadas llegaban a la segunda ronda, en total cada categoría tuvo cinco nominados; en el caso de Mejor Banda Ska-Reggae y Banda Revelación hubo empate y quedaron seis. A las 17:00 del día de la premiación se cerraron las votaciones.
Dimitrakis anunció la primera categoría, Mejor Banda Ska-Reggae. El premio fue para Armada de Juguete. El grupo, nervioso, agradeció y repitió el discurso: “¡Gracias por apoyar al talento ecuatoriano!” y, como forma de celebración, sus integrantes regalaron cervezas a los que estaban más cerca del escenario.
Luego de la presentación de Mr. Crow, Dimitrakis anunció a Fabrikante como Mejor Solista, pero explicó que el cantante estaba con dengue y no se encontraba ahí. Al escenario subió Mónica Iturralde, amiga del solista, quien agradeció en nombre de Fabrikante y contó: “Me dijo que si se muere, celebren con él leyendo, menos la Biblia”. El público río y aplaudió, demostrándole que, definitivamente, era su favorito en aquella categoría.
La banda Los Propios, “que no existe” y es “de mentiritas”, según Viktor Aráuz, su vocalista, le dio una gran dosis de energía al público. La primera canción fue “Yo soy del ejército”, basada en el reportaje “Amor, comprensión y ternura”, en el que dos hermanos drogadictos son presionados por su madre y un conocido conductor de televisión para que entren a rehabilitación. Si bien los dos hermanos no estaban sobre el escenario, la actuación de Aráuz y de un amigo suyo, que subió junto a la banda para apoyar la interpretación, era una fiel copia de lo que se puede ver en el video: se presentaron en pantaloneta jean y sin camiseta, lo que dejaba al descubierto sus torsos escuálidos, mientras los diálogos y movimientos provocaron las carcajadas de los presentes.
La jocosa imitación de Aráuz de Delfín Quishpe y su cover de la canción “Torres gemelas” no hizo corear al público tanto como cuando la banda interpretó “Simón”. Los asistentes iniciaron el mosh, al que se integraba cada vez más gente. Entre saltos, gritos desenfrenados y golpes, el público disfrutó de la canción emblemática de Los Propios. Al terminar el tema, una cuerda rota en la guitarra de la banda impidió que continuasen con el repertorio.
Entre los videos que se proyectaron durante la premiación estaba uno con imágenes de la película “Sin Otoño, Sin Primavera” y también de “Mejor no hablar (de ciertas cosas)”. Dimitrakis comentó que el cine ecuatoriano también es una plataforma en la que se apoya a las bandas.
Otros grupos que se presentaron fueron Diez 80, cuyo repertorio duró alrededor de 20 minutos, y Les Rat, ganador como Banda Revelación. “Esto se termina como empezó”, gritó Ricardo Pita al cerrar el evento, luego de lo cual los policías presentes pidieron al público que desalojara el lugar. Pero la música que se tocó y premió seguirá, seguramente, sonando.