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Municipio de Quito designó a ganadores de premios culturales

Sabrina Duque ganó en 2018 la Beca Michael Jacobs de crónica viajera, que entrega la FNPI.
Sabrina Duque ganó en 2018 la Beca Michael Jacobs de crónica viajera, que entrega la FNPI.
Foto: Lylibeth Coloma / El Telégrafo
26 de noviembre de 2019 - 18:51 - Redacción Cultura

El Municipio de Quito aprobó la tarde de este martes 26 de noviembre, en sesión de Concejo, las actas con los veredictos de los ganadores de los Premios Culturales, Artísticos, Científicos y Educativos de 2019.

Entre las obras reconocidas se encuentran trabajos muy comentados, como el premio José Peralta, dedicado a Crónica y Testimonio Periodístico, a VolcáNica, de la guayaquileña Sabrina Duque.

El jurado conformado por Santiago Rosero, Mónica Almeida y Fausto Rivera, señalan que entre los 9 postulantes a esta categoría, el libro de Duque, “presenta un adecuado equilibrio entre estilo narrativo e información de fondo. (…) hilvana una historia personal con una atenta observación de los acontecimientos políticos y sociales de su país de adopción, Nicaragua”.

Este libro de Duque, quien se encuentra en Guayaquil en una serie de talleres sobre crónica viajera, también recibió la Beca de Periodismo de Viajes Michael Jacobs, entregada por la Fundación del Nuevo Periodismo Iberoamericano Gabriel García Márquez.

El premio Darío Guevara Mayorga en las categorías de cuento, novela e ilustración lo volvió a recibir la triada de escritores conformada por Marialuz Albuja Bayas, con su obra Maura, en la categoría novela; Sandra De la Torre Guarderas, con su obra Niños de Agua, en la categoría cuento; y Santiago González, con su obra Un amigo inesperado, en la categoría ilustración.

Este galardón da reconocimiento a las mejores obras publicadas en literatura infantil y juvenil. Estos tres autores fueron también ganadores del premio, en sus respectivas categorías, en 2017.

Maura cuenta la historia de liberación de la protagonista. Tras un crimen accidental Maura quedará presa de su miedo, así como de un mundo subterráneo cuya existencia es desconocida por todos, excepto por su padre.

Una serie de circunstancias confabularán para liberarla. Y, sin saberlo, su regreso a la realidad cambiará el destino de una bailarina frustrada, el de una niña que quiere volver a su pueblo, el de un padre tomado por la locura, el de tres muchachos que esperan algo…, y el suyo propio.

Por su parte, Niños de Agua, de Sandra de la Torre, quien comparte con Albuja el trabajo en poesía, recibió este año el Premio Libresa.

Su cuento es sobre Natalija, una niña que ha salido de la guerra acompañada de su oso de peluche, Petar IV, quien la salvó del fuego, pero perdió su nariz.

Como otros niños en su escuela, Natalija debe cambiar su estabilidad de un hogar y una patria, para esperar una carta que los reconozca como refugiados.

Un amigo inesperado, el trabajo de Santiago González, es sobre Guillo, quien siempre había querido un perro como mascota.

Pero, un buen día, en vez de un perro, recibe como regalo un gallo bien emplumado, lo que le llevará a descubrir, entre carreras y picotazos, que la amistad es un camino lleno de sorpresas. Con esta historia, que explora las relaciones entre el mundo animal y el humano.

La obra fue publicada por editorial Tres Tigres Tristes, en España.

El Joaquín Gallegos Lara en la categoría cuento fue para El Manual de la derrota, de José Hidalgo Pallares, y en la categoría novela, para El Nuevo Zaldumbide, de Salvador Izquierdo. El premio Jorge Carrera Andrade de poesía fue para la obra Oscuridad arriba de Antonio Correa Losada.

En la categoría teatro se declaró desierto.

El Manuela Sáenz, de género fue para Ana María Goetschel por la publicación Moral y orden. La delincuencia y el castigo en los inicios de la modernidad en Ecuador.

El premio Augusto San Miguel, dedicado a cortometrajes, fue para Daniel Yépez Brito, por su obra, Ovejas.

El Premio Ernesto Albán, para obras de mediana y larga duración, fue para Espinos y Cardos, de Andrea Miranda Salguero.

El Agustín Cuesta, para una producción cinematográfica, fue para Estación Polar de David Holguín.

El Premio Francisco Tobar para producción teatral fue para el Colectivo Yama, por su propuesta de Papakuna, Agroteatro Cómico Cultural.

La obra de Ana González Gamboa fue reconocida con el premio Sixto María Durán, dedicado a la música académica, por sus Composiciones para un violoncello.

El premio dedicado a la música popular Luis Alberto Valencia, fue para la agrupación Awak Taki, por su trabajo en Tejiendo sonidos en la tierra.

El anuncio oficial se hará el 1 de diciembre, fecha en la que cada año, se conmemora el Día de la Interculturalidad Quiteña, con el reconocimiento a las mejores obras en: libros publicados, producciones audiovisuales, cinematográficas, teatrales y musicales del año, realizadas por autores nacionales y extranjeros. (I)

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