Fue un jueves 7 de agosto de 1924, cuando —en los teatros Colón y Edén de Guayaquil— se estrenó la primera película argumental del Ecuador (y pionera en el género silente): El tesoro de Atahualpa, escrita, actuada y dirigida por el guayaquileño Augusto San Miguel (1905-1937).

El largometraje no solo marcó el inicio de la historia cinematográfica en el Ecuador, sino que además generó espacios militantes para desarrollar ideas propias respecto al séptimo arte.

Todos esos hechos fueron los que motivaron al historiador Hugo Delgado Cepeda a solicitar que se declarara esta fecha como el Día del Cine Ecuatoriano; y fue el 25 de mayo de 2006 —mediante un decreto del Ministerio de Educación— que la efemérides se oficializó.

Ese  mismo año también se creó la Ley de Fomento de Cine Nacional y se instituyó el Premio Augusto San Miguel, un reconocimiento que anualmente se otorga a los mejores trabajos cinematográficos del país.

Una jornada para la reflexión

Varias actividades —pensadas sobre todo en los cinéfilos— están programadas para el día de hoy.

Flacso Cine, por ejemplo, con el apoyo del Consejo Nacional de Cinematografía del Ecuador (CNCine), ofrecerá, a las 18:00, el conversatorio ‘Cómo se hace cine en Ecuador’.

El encuentro contará con la participación de cuatro destacados cineastas, entre ellos, Jorge Vivanco, quien en 1985 realizó su primera película: Chacón Maravilla, y desde entonces no ha parado de crear.

Él considera que —a lo largo de estos años— hacer cine en el país ha sido una constante lucha, pero que es innegable reconocer los logros alcanzados en este sector.

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Fuente: Canal de Youtube de Señal Cero Grados

“Antes aprendíamos cine por nuestra cuenta y teníamos un sinnúmero de problemas, sobre todo técnicos. Ahora es mucho más fácil. Sí existen apoyos, por ejemplo, los incentivos que da el CNCine que, aunque pequeños, sí son una ayuda para cualquier realizador”.

Otra de las panelistas, la documentalista Yanara Guayasamín (Cuba, el valor de una utopía, De cuando la muerte nos visitó), considera que el género documental se ha consolidado de buena manera en el país; y que —en su caso— le ha dado más libertad que la ficción, pues, “con menos recursos, ha podido lograr cosas tanto o más fuertes”.

“Tenemos muchísimas historias que contar, lo hemos demostrado. Cada documental es una historia distinta, única, que te aporta una nueva forma de ver la vida. Lo importante es saber manejar la información siempre con ética, y mostrar lo que suele estar oculto, aunque lo veamos todos los días”.

Los otros dos cineastas que formarán parte del conversatorio son Tito Molina (Por qué mueren los castaños, Silencio en la tierra de los sueños) y Viviana Cordero (Retazos de vida, No robarás (a menos que sea necesario), quienes hablarán sobre  sus métodos de trabajo y presentarán fragmentos de su obra.

Proyecciones nacionales

El cine Ochoymedio exhibirá —durante todo el día— películas nacionales, con una entrada única de $ 2,40. En cartelera estarán: Sin otoño, sin primavera (una balada punk), de Iván Mora (16:00); Mejor no hablar (de ciertas cosas), de Javier Andrade (16:30); Blak Mama, de Miguel Alvear y Patricio Andrade (18:00); Grandir, de Etienne Moine y Bernard Josse (18:30); Más allá del mall, de Miguel Alvear (20:00); Con mi corazón en Yambo, de María Fernanda Restrepo (20:30).

Por su parte, la Cinemateca de la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE) proyectará gratuitamente una muestra de filmes ecuatorianos durante toda la semana.

DATOS

Augusto San Miguel (Guayaquil, 1905-1937) fundó Film. Co., para lo cual utilizó el dinero de la familia. En todas sus películas fue actor, director, guionista y camarógrafo.

Entre sus filmes constan: Panorama del Ecuador, Un abismo y dos almas y Se necesita una guagua, esta última generó controversia, ya que parodiaba un conato de revolución conservadora.

El documental Augusto San Miguel ha muerto ayer, del cineasta Javier Izquierdo, indaga sobre la desaparición de los rollos de las películas de San Miguel y la confusión en el año de su muerte.

EL PROGRAMA QUE SALE DE LO CONVENCIONAL

La acogida del público por la proyección de películas ecuatorianas en la pantalla grande es variable. Están los documentales que, como La muerte de Roldós, permanecieron en salas llenas durante más de un mes.     

Están aquellos que llegaron a las salas de cine comerciales porque su producción se pensó distinta. Entre los proyectos que promueve el incremento de miradas a nuestra filmografía está ‘Cine sobre ruedas’.

Con este programa, el Consejo Nacional de Cine -junto a la Federación Nacional de Cooperativas de Transporte Público de Pasajeros del Ecuador- proyecta en el tiempo de viaje películas hechas por ecuatorianos.

En este plan participan 25 cooperativas de transportes interprovinciales a nivel nacional.