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“El 30-S no iba a dejar que me quiten la democracia”

“El 30-S no iba a dejar que me quiten la democracia”
23 de mayo de 2011 - 00:00

Ella es muy parecida a su hermano mayor. Por eso donde camina, quienes la conocen, le temen y esconden su mirada. María Fernanda tiene el rostro lleno de imaginación y de dolor que no quiere esconder. Acaba de hacer una película, su historia. Un capítulo oscuro del país y que ahora se revelará masivamente a través del cine. La desaparición de los hermanos Restrepo a causa de autoridades policiales. En el estreno de su cinta por parte del festival EDOC el pasado jueves, tuvo complicaciones al hacer una copia para que se dé la proyección final. Parecía que el estreno no sería posible.

No tenía la película lista por problemas con la computadora, como que fuerzas policiales se habían apoderado de la información.

(Risas) Sí me ha pasado de todo, se me han borrado varios archivos, parecía demasiada vibra mala para que no salga la película. En un momento dijimos: Tenemos que cancelar, porque estábamos hasta las 05:00 todos los días. Tuve que reeditar todo. Finalmente la pasamos sin revisar y tuvo errores que en septiembre, que es el estreno,  se corregirán. Son como dos horas y cuarto, y tengo que ver cómo reacciona el público.

¿Qué necesitaba para filmar?

Yo estaba apartada de todo, no conocía los detalles. Cuando sucedió aquello, yo era una niña y no querían que estuviera involucrada con tanto dolor. Luego me dije, es mi historia, son mis hermanos y leí el libro de Mariana Neira en busca de detalles. Es una historia muy larga, por eso tuve problemas en achicarla. El primer corte fueron cinco horas, luego quedaron tres y finalmente dos horas y cuarto.

Cuando revisó las tomas de archivo, ¿imaginó que sus padres actuaban así ante los problemas?

Los veía en la plaza muchas veces. Sin embargo me tocó revisar como 70 horas de grabaciones de mi mamá increpando a los policías, y solo escogí la parte de la confrontación con Doris Morán. Es un dolor fuerte porque no sé cómo pudo resistir. Ella era de una fuerza que nos permitió seguir adelante, con una pelea que la sostuvo al final. Fue penoso no tener más imágenes de ella porque los canales  han borrado mucho material de archivo. Hacer eso es una barbaridad, es como botar el álbum de fotos de la abuela. Es gravísimo.

¿Cómo obtuvo tomas de archivo?

Demoré casi un año, buscando en la Presidencia, en los canales. En Ecuavisa rescaté mucho material que luego ellos botaron, porque, según ellos, las cintas se habían dañado. En Presidencia hay material importante, pero desorganizado. Cogí un video cualquiera y vi el cumpleaños de Febres-Cordero, y dije ¡Guao! Es la memoria en la que debemos trabajar, y esta es una película para las nuevas generaciones.

Uno pensaría que sus padres salieron de Colombia por la violencia, pero se la encontraron en Ecuador. ¿Qué reflexión le trae?

Claro, es una de las cosas más duras. Mi papá vino acá porque lo llamaron a trabajar  luego de un tiempo y se enamoró del país. Él es un ecuatoriano de corazón. Frente a esto toda la solidaridad del Ecuador no tiene límites, y eso hizo que mis padres no murieran de tristeza porque hubo mucho apoyo. Pero claro, llegan a un país, deciden quedarse y tener hijos porque es una tierra de paz, pero luego de 17 años los pierdes, todo un Estado te da la espalda, todo es silencio, montajes y mentiras. Es duro afrontar eso.

En el foro alguien dijo que el Ecuador, después del caso Restrepo, es un nuevo país. ¿Ese fue el premio a esta lucha?

Sí, y no fue en vano. Muchos jóvenes se salvaron porque cambiaron varias cosas. La tortura sigue y todavía hay cosas que mejorar. Se tipificó la desaparición como delito, porque de eso se agarraba la Policía, como no había cuerpo no había delito y cambiaron las leyes. Esas muertes no fueron en vano y eso nos reconforta. La gente salió a protestar y no a perder el tiempo. Fue todo un país, no solo los Restrepo.

¿Siente que fue visceral contra la Policía, antagonista del relato?

Sí, totalmente,  no les tengo ningún respeto. Es una institución corrupta y educada para mentir y esconder. Ojalá cambie, y hay esfuerzos como aquella escena donde están aprendiendo y que es muy graciosa. Al menos hay un esfuerzo de por medio y eso es valioso. Pero para mí es una organización llena de personas nefastas, no soy quién para juzgar a todos, pero sí tengo ira. No soy objetiva y no quise serlo. Es un documental de autor.

¿Es esta película el último esfuerzo para el esclarecimiento de los hechos, o lucharán 30 años más?

Claro, y pueden seguir muchos años más para buscar respuestas. Siempre aparecen nuevas versiones, de que están aquí, allá, o enterrados por allí. No podemos estar tranquilos hasta saber la verdad, han sido 20 años de silencio absoluto. Lo que se logró fue increíble, pero no se logró la verdad. Quieres saber todo, porque no eran dos perros, eran dos niños.

¿Qué te dice el 30 de Septiembre?

Una ira, una impotencia absoluta. Estuve en el hospital porque no iba a permitir que cinco “chapas” me quiten la democracia, sea como esté. Me sentí identificada con lo que sucedió, porque decían lo de siempre: yo no estuve, yo no hice, yo no vi. Es lo que me ha tocado enfrentar durante estos 23 años. Tengo varias horas de entrevistas con estos personajes policiales y, por ejemplo, nunca puse la entrevista con Llerena porque él no me respondía.

Se dice que sus hermanos no presentaron la licencia de conducir y que su hermano mayor pudo haber sido agresivo con los policías.

No. Esto no fue un error, fue una persecución al que era y al que no era. Llevaban carnets estudiantiles y libros educativos, pero tenían apellido Restrepo. Dudo que mi hermano mayor haya reaccionado mal. Jamás, él era muy tranquilo y formal. Ni siquiera tenían acento colombiano, eran ecuatorianos.

¿Por qué se pudo haber ensañado con dos inocentes?

Porque son descerebrados, brutos, personas con poco entendimiento, que solo reciben órdenes y que solo quieren recibir un premio. Miren, ¡ya torturé a dos!, ¡soy el mejor agente!, ¡quiero un premio! Son perros amaestrados que obedecen órdenes. Le das poder a este grupo de gente y acaba con todo.

¿Cuál cree que será el impacto del filme en Guayaquil, donde Febres-Cordero murió prácticamente como un héroe?

Pero sí acá en Quito en el estreno salieron personas con comentarios desfasados. En Guayaquil capaz salgo con chaleco antibalas. Febres-Cordero se murió por viejo, mientras que acá había que llorar por dos niños que no les permitieron vivir.  

¿El aparecimiento de Febres-Cordero fue determinante en esta época de terror?

Claro, ellos crearon el SIC 10. En las muchas escenas que tuve que quitar estaba Gustavo Lemos Larrea, asesor de Febres-Cordero y mentalizador del SIC 10, que nunca pagó condena. Ahora vive en Miami. Con él, bajo el sentimiento de la antiguerrilla, hicieron lo que hicieron con gente estudiada en la Escuela de las Américas. Se crearon grupos especiales y cayeron los que eran y no eran.

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