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Efraín Jara Idrovo, el estruendo de las piedras de la poesía

El hijo de Efraín Jara Idrovo, Johnny, estima que las obras completas de su padre alcanzarían los seis volúmenes. Reveló que guarda muchos manuscritos.
El hijo de Efraín Jara Idrovo, Johnny, estima que las obras completas de su padre alcanzarían los seis volúmenes. Reveló que guarda muchos manuscritos.
Fotos: Fernando Machado / EL TELÉGRAFO
10 de abril de 2018 - 00:00 - Redacción Cultura

La voz poética del cuencano Efraín Jara Idrovo (1926–2018) nació del fuego y del silencio, dos materias vivas que lo configuraron como un poeta único, estremecedor.

En 1948, el poeta quemó todas las ediciones de sus tres primeros poemarios, escritos entre los 17 y 20 años.

Luego de ese ritual, Jara Idrovo permaneció 25 años en silencio, sin publicar ningún verso, pero escribiendo permanentemente. “No me arrepiento de haberlos escrito sino de haberlos publicado. Soy partidario de escribir mucho y publicar poco, de reescribir más que de escribir”, dijo, sereno, en 2014.

El cuerpo del poeta fue cremado y velado ayer en el camposanto Santa Ana. Sus restos serán esparcidos en los próximos meses en la Isla Floreana.

Fallecido a las 17:00 del pasado domingo a los 92 años, Efraín Jara Idrovo deja una estela apacible y, a la vez, sobrecogedora en la lírica ecuatoriana. Sus cenizas fueron veladas ayer en el camposanto Santa Ana y serán esparcidas en los próximos meses en las orillas de la Isla Floreana, donde se afincó en 1954, luego de escapar de Cuenca del alcohol, un vicio  que había aprendido de César Dávila Andrade.

Johnny Jara Jaramillo, su hijo, dijo que las cenizas irán al archipiélago de Galápagos entre julio y agosto, y que otra parte se quedará en Cuenca por gestión del Municipio que quiere enterrarlo en el cementerio de la ciudad.

“Con él planificamos editar sus obras completas porque tuvo muchísimo material además de la poesía: ensayos, correspondencias, entrevistas, presentaciones que ha hecho para pintores importantes y, sobre todo, material de clases. En la universidad mantuvo varias cátedras por 40 años”, acotó Johnny.

Sobre su mesa reposa la portada de la edición # 146 de la revista Cartón Piedra, en la que se publicó un perfil suyo hecho por Carla Badillo Coronado.

Conocido cariñosamente como “Cuchucho” -por su similitud a ese mamífero de gran nariz considerado por muchos como un animal sexual-, Jara Idrovo es autor de versos fundamentales de la poesía latinoamericana, como El almuerzo del solitario (1974) o Sollozo por Pedro Jara (1977), este último escrito un año después del suicidio de su hijo de 16 años.

“Anhelamos la inmensidad del océano / y solo nos pertenece la indecisión de la lágrima / pedropiélago te quise / te tuve pedrogota / pedromar te ansié / te perdí pedroespuma / como a la playa la marea debías sobrepasarme / pero tu muerte crecía más rápido que mi amor”, escribe en Sollozo por Pedro Jara, y en El almuerzo del solitario remata el poeta: “maniatado en el torrente de la duración / así te quise ver / viejo y roñoso amigo Efraín / piedra confundida / entre el estruendo de piedras de la desesperación”.

Su hijo Johnny confirmó que su padre guardaba muchos manuscritos que espera irlos publicando en el futuro.

“Es un trabajo de arqueología porque tenía la letra tan difícil de entender que poquísimas personas podemos tener acceso a lo que dijo”.

Un accidente de tránsito en 2005 le ocasionó un derrame cerebral que, con el tiempo, le deterioró la vista y la memoria. Jara Idrovo tuvo que contratar una asistente para que le leyera y le transcribiera sus textos.

“Estuve siete meses con terapia de lenguaje. No podía comunicarme ni coordinar un solo pensamiento. Llegué a creer que el lenguaje me estaba cobrando, porque yo había tenido muchas libertades con él, y este era mi pago por tanto atrevimiento”, dijo en un perfil que la poeta Carla Badillo Coronado escribió de él en 2014, en la revista cartóNPiedra.

Johnny y su esposa crearon un sello especializado en traducciones literarias y la primera obra bilingüe que publicó fue Sollozo por Pedro Jara. “Él tenía una bodega muy suya, no permitía que nadie entrara, ni siquiera el gato (Lucifer). Ahí hay que averiguar qué hay, porque tiene cajones y cajones de escritos”, reveló su hijo durante la velación. (I)  

Antología poética


En 2016, la editorial Pedro Jorge Vera, de la Casa de la Cultura, publicó una antología.

Perpetuum mobile

El Centro de Publicaciones de la PUCE editó una antología de Jara Idrovo el pasado año.

 

 

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