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Ecuador, 23 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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DRAE se renueva, pero solo en cuanto a su edición digital

Al ingresar “invertido” a la ventana que da acceso al Diccionario, en la web de la Real Academia Española (rae.es), se obtiene lo siguiente: invertido, da.//(Del part. de invertir).// 1. m. y f. eufem. Homosexual, especialmente el masculino. Sin embargo, en su última incorporación de nuevos términos a la versión electrónica del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) ocupa un lugar destacado el matrimonio entre dos personas del mismo sexo.

Hacía tiempo que se esperaba la incorporación al diccionario del matrimonio homosexual, un tipo de unión que ya está reconocido por ley en España desde 2005 y, con diferente grado de extensión, en países como México y Argentina.

Ahora se añade como una de las acepciones de la voz matrimonio, definido así: "En determinadas legislaciones, unión de dos personas del mismo sexo, concertada mediante ciertos ritos o formalidades legales, para establecer y mantener una comunidad de vida e intereses".

En la larga lista de novedades hay términos de todos los tipos, desde el cómic manga, la cienciología y el movimiento okupa hasta otros tan coloquiales como acojonamiento, culamen, gayumbos o peñazo, pasando por el euroescepticismo que parece reinar hoy día en gran parte de Europa y expresiones del ámbito económico como "riesgo de crédito" o "riesgo soberano". Figuran también voces como bloguero, chat, chatear, USB, espanglish, friki, SMS y tableta electrónica, con lo que la tecnología y la ultramodernidad entran al ruedo en el diccionario .

Todos estos términos han sido consensuados por las 22 Academias de la Lengua Española y se pueden consultar ya en la página web del diccionario académico, que, a tenor de las cifras, se ha convertido en una herramienta imprescindible para mejorar el conocimiento del español: el pasado mes de mayo recibió más de 65 millones de consultas (una media de 2.117.628 al día). México, España, Argentina y Colombia suelen ser los países más activos.

Fue en mayo cuando, mediante la web, el grupo Cristianos Gays criticó que entre los 2.996 cambios hechos hasta ese mes, no se incluyera la acepción discriminatoria: “invertido” como sinónimo de “homosexual” en el diccionario.
Como afirma el secretario de la Real Academia Española, Darío Villanueva, en una entrevista con EFE, la aparente tardanza en incorporar la acepción de matrimonio homosexual se debe a la forma de trabajar que tienen las Academias de la Lengua Española, que se dan un plazo de "cinco años" como mínimo para "rastrear cada palabra y ver que está suficientemente arraigada en el idioma". "El diccionario no es profético, no crea realidades ni inventa; simplemente certifica. Es como una especie de notariado de la lengua y registra las palabras y usos que existen realmente en la sociedad", afirma Villanueva, que deja muy claro que "las palabras y acepciones no necesitan de la Academia para ser legítimas". La legitimidad se la dan "los hablantes", subraya.

La revolución digital ha convertido en familiares voces que hasta hace pocos años no existían, y, así, se incorpora al diccionario la cada vez más extendida "tableta electrónica", definida como "dispositivo electrónico portátil con pantalla táctil y con múltiples prestaciones".

No están, sin embargo, otras relacionadas con redes sociales como Twitter o Facebook, aunque, según anunció el pasado jueves el secretario, acaban de ser aprobados por la RAE los términos "tuit" y "tuitero", además de la forma compleja "red social". Estas novedades, una vez reciban la aprobación de las academias americanas, figurarán en la 23ª edición del DRAE. Entre las novedades figura "friki" (procedente del inglés "freaky") y definida, en una de sus acepciones, como "persona pintoresca y extravagante".

El manga tiene millones de aficionados, un "género de cómic de origen japonés, de dibujos sencillos, en el que predominan los argumentos eróticos, violentos y fantásticos", y la crisis económica puso de moda el término okupa, ese "movimiento radical que propugna la ocupación de viviendas o locales deshabitados", y el verbo okupar, escritos con "k", "letra que refleja una voluntad de transgresión de las normas ortográficas".

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