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Raymundo zambrano y lucho mueckay se juntan nuevamente para hacer reír

Dos viejos amigos que celebran sus 15 años con irreverencia (VIDEO)

Dos viejos amigos que celebran sus 15 años con irreverencia (VIDEO)
30 de mayo de 2014 - 00:00 - Jessica Zambrano Alvarado

Raymundo Zambrano y Lucho Mueckay tienen 15 años representando a Tuco y Manuco en los escenarios. Este par de jubilados surgió en elTeatro Sarao a finales de los 90 desde un ejercicio teatral experimental. “A pesar de la distancia de nuestras respectivas ciudades -Raymundo en Manta y Lucho en Guayaquil- nos dimos siempre tiempo para irlos madurando a través de las presentaciones en escenarios”, comenta Mueckay.

Al principio tuvieron algunas propuestas de la televisión local que nunca terminaron de concretarse, con raras excepciones, como es el caso del programa argentino Videomatch que seleccionó a este dúo para representar al Ecuador en un campeonato iberoamericano de humor, en el que obtuvieron un notable reconocimiento del público nacional.

Lucho Mueckay y Raymundo Zambrano tienen 40 y 32 años actuando. ¿En qué momento de su trabajo se sitúan?

Raymundo: Para mí es un buen momento, aunque no el mejor; me siento capaz de escribir y dirigir cualquier obra, pero digo que no es el mejor porque trabajo en la Universidad Laica Eloy Alfaro y, por efectos de categorización, se ha frenado el desarrollo del Grupo Palosanto que dirijo, ya que solo puedo trabajar con estudiantes universitarios como prioridad; yo tenía como meta estructurar un grupo profesional sin que sea necesario ser estudiante.

Lucho: Considero que arribo a un momento de gran madurez artística. Como gestor y promotor cultural he desarrollado la capacidad de gerencia con equipos multidisciplinarios, bajo estrés y con resultados. En la docencia siento que he logrado sistematizar metodologías útiles en las artes escénicas, también. Pero sobre todo a través de la agrupación Sarao que está cumpliendo 25 años en el teatro, la danza contemporánea y el humor. A pesar de las dificultades que hemos y seguimos sorteando -no por falta de ganas sino muchas veces por falta de apoyo- nos planteamos continuar.

Tuco y Manuco nacen como una respuesta del humor para la política del momento. ¿Cómo ha cambiado esa postura? ¿Se mantiene esto en los discursos?

L: Cuando surgimos, la idea era enterrar las situaciones y personajes de los que adolecía el país; por mucho tiempo notábamos que eso no cambiaba mucho a pesar de la alternancia de los protagonistas. En la actualidad, como nada ni nadie es perfecto, y como el humor siempre incide en los errores y vacíos, un nuevo espectáculo debe seguir poniendo el dedo allí para llamar la atención en lo perfectible.

R: La gente nos reclama eso, la actitud crítica que tenían nuestros espectáculos originales. Por ahora mantenemos la estructura que hemos venido teniendo en las últimas funciones, pero creemos que hay que elaborar un nuevo discurso para lo cual ya estamos proponiendo ideas. Tuco y Manuco, en una nueva obra, sin hablar de lo malo que sucede desde el poder no tiene sentido.

¿Cómo marca el meterse en el papel de Tuco y Manuco a Raymundo Zambrano y Lucho Mueckay a la hora de interpretar otros personajes?

R: Ha sido un aprendizaje forzoso y un descubrimiento, por lo menos ya sé cómo seré de viejo (risas). En la investigación del personaje descubrí que la vejez la había mirado como un defecto más que como una virtud, como una limitación más que como una fortaleza. Hoy creo que los viejos tienen más cosas que contar, experiencias que han pasado el filtro de la historia y hay que escucharlas con mucho cuidado y respeto.

L: Es verdad, con el paso de los años, necesitamos hasta menos maquillaje para envejecernos (risas). Coincido con Ray en enfrentar la vejez sin miedos ni prejuicios. En lo particular, como tengo otros personajes de humor, el proceso de caracterización me obliga a utilizar la técnica actoral con mucha precisión y discernimiento, tanto en lo interno como en lo externo.

¿Desde dónde se construye el humor de Tuco y Manuco?

R: Desde una propuesta estética, el vértigo; la catarsis, a veces cruda, profunda siempre, descarnada, poética, y fresca en la mayoría de los casos.

L: Y desde nuestras fuentes vitales que son muy existenciales y populares pues, tanto Raymundo como yo, provenimos de raíces donde la escasez, el esfuerzo, la lucha del día a día te marcan. Desde la mirada de nuestros propios viejos que nos anteceden. Así, Tuco y Manuco son un claro ejemplo del deseo superior de burlarse de los achaques, las soledades y la muerte. Son las generalidades de la mayoría, imposible reconstruirnos sobre élites.

¿Cómo evitar caer en los estereotipos y afectar susceptibilidades?

R: El humor siempre afecta susceptibilidades porque está más allá del bien y del mal.

L: Desde un principio hicimos una declaración de principios: no nos burlaríamos de aquellos grupos minoritarios que, ya de por sí, sufren históricamente una vulnerabilidad social, de clase, étnica o sexual. Los personajes salen en defensa de las personas de la tercera edad otorgándoles la sabiduría que los caracteriza y el respeto que se merecen. Son un par de viejos que se burlan de sí mismos y hacen una comparación del antes y el ahora, de la gran transformación de las costumbres, modas, y éticas.

¿El humor de Tuco y Manuco es universal?

R: La vejez es universal, el humor también; en tanto seres humanos, reímos por las mismas cosas, tal vez más o menos, pero de las mismas cosas que son humanas.

L: Hay generalidades en el mundo, pero el humor se recibe siempre con el mismo agrado, con una percepción que une a pesar de que no es el mismo en todos los lugares, ni en las épocas. En las giras a otros países ajustamos detalles, pero el contenido esencial de nuestro planteamiento es fuerza universal que se repite en casi todos los países.

¿Cómo evitar el desgaste?

R: Reinventándonos, así como hay un desgaste natural ejerciendo el poder, lo hay cuando se hacen personajes de los que se espera sean la conciencia de los ciudadanos.

L: como lo dije antes, la historia cambia pero a veces las situaciones y los personajes no mucho. Hay  vicios de la sociedad que siguen siendo los mismos, como la corrupción, la burocracia, los politiqueros con intereses mezquinos, la lucha de clases, la desinformación, etc. El humor reivindica esos temas sesgados y los vuelve a poner en su sitio.

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