Hace aproximadamente dos años, el artista Marcos Santos experimenta dibujar la figura femenina sobre vidrio. Con esta técnica presenta la muestra ‘Á Rebours/Contracorriente’, en el Museo Nahim Isaías.

El historiador de arte Juan Castro destaca la obra de Santos por su desapego a las fórmulas establecidas, “es la pintura de un inconforme, de un hombre que trabaja y vive contracorriente”.

Santos, en su afán de experimentar en nuevas tendencias, transitó desde lo abstracto hasta lo figurativo. En esta muestra hace una recopilación de sus obras más representativas con trabajos sobre madera, tela, incluso vidrio.

“Considero que la misión del artista no es esencialmente describir, aunque sí es un cronista de su época. Es cierto que se debe hacer un trabajo para comunicar, pero no debe sujetarse solo a eso, ya que el arte no tiene límites”, manifiesta el artista, quien expuso en Ámsterdam, Holanda. Junto con las obras de Marco Santos también se exhiben las piezas de Ernesto Altgelt, quien trabaja a partir del reciclaje de utensilios.

La ciudad de Cazar

La artista a través de autorretratos con sus diferentes gestos hace una intensa búsqueda de un yo interior. Foto: José Morán

En las salas del Nahim Isaías, la artista quiteña Irene Cazar plantea una reflexión sobre la relación de la ciudad y el  individuo a través de la pintura en óleo, y el realismo figurativo. Esta idea origina el nombre de la exposición ‘La Ciudad y yo’, en la cual reúne 36 obras, divididas en tres facetas.

Cazar propone que la ciudad y el individuo son entes que están separados y lo único que los asemeja es la soledad._Esta relación genera, en su obra, espacios vacíos por medio del juego de las formas.

En su trabajo pictórico retrata a una ciudad solitaria e imperfecta, con la forma de un espejo deforme que termina siendo el reflejo de la sociedad, en el cual la artista se siente identificada.

“La muestra parte del concepto de una geometría perfecta, también vista por medio de vitrinas donde el espectador tendrá que poner los sentidos en alerta para saber qué está dentro y qué se refleja en ellas. También hay juegos infantiles, pues quiero recordar el mundo de la infancia, que nos trae añoranzas de cosas pasadas”, expresa Cazar, quien trabajó en el Museo de Artes Decorativas de Madrid  impartiendo cursos dirigidos a niños, en 2010.

En los autorretratos, la artista reproduce su rostro con diferentes gestos. Con ellos intenta simular situaciones individuales en sus recorridos por la ciudad. 

En una de las divisiones de la muestra, Cazar relaciona la ciudad con el lego. A  través de este icónico objeto asume un rol como constructora de lo que la rodea y se integra a su desarrollo.

La artista quiteña, quien en sus creaciones se caracteriza por abordar los paisajes arquitectónicos y la figura humana, ha dictado clases de pintura a más de 200 niños en el taller de arte Bluu, en Quito, desde julio de 2011.

El artista Antonio Romoleroux dice sobre Cazar: “crea su introspectiva al acudir a la psicología, tanto por la profundidad del tema como por la resolución estructural en una intensa búsqueda interior plasmando sentimientos y arraigándose en su esencia”.

Agrega que Cazar “abre su alma para pintar el dolor, el miedo, la depresión y el estrés, pero, especialmente, la solidaridad y la resiliencia. Reta al espectador a mirar más profundamente, porque en su obra se impone la ausencia humana”.

Las muestras estarán abiertas hasta el próximo 2 de mayo. (I)