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Ecuador, 23 de Diciembre de 2024
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Gestión Cultural

El desarrollo cultural no solo tiene que ver con espectáculo

Diversidad para todos los gustos es una de las intervenciones para el proyecto Jam del CAC. La selección será premiada con muestra y dotación de libros.
Diversidad para todos los gustos es una de las intervenciones para el proyecto Jam del CAC. La selección será premiada con muestra y dotación de libros.
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A inicios de este año, el alcalde de Quito, Jorge Yunda, le concedió una entrevista al programa “Castigo Divino”, que conduce Luis E. Vivanco. La gestora cultural Mariana Andrade –quien fue secretaria de Cultura entre 2014 y 2015- hizo dos preguntas: ¿Qué entiende el Alcalde por cultura y cuál es la diferencia del espectáculo?

“La cultura es la esencia de un pueblo”, respondió Yunda, “estamos trabajando en esta parte intangible que es lograr esos valores en la ciudadanía (...) La cultura es tener la habilidad de ser responsables con la ciudad, no hacer grafitis, poder trascender los géneros autóctonos, la identidad del quiteño”.

Esa idea −en una urbe que promociona la declaración de su Centro Histórico como Patrimonio Cultural de la Humanidad de hace cuatro décadas− configuró programas como “Quitunes”.

Desde el Cabildo se había establecido que se monten espectáculos cada lunes en espacios públicos. Y es con relación a esos eventos, entre otros similares, que se ha establecido el traslado de $ 900.000 a gastos por la emergencia sanitaria.

La “compensación” por el recorte consistiría en reponer los fondos para shows a partir de agosto, explicó el concejal Orlando Núñez, quien presentará el proyecto desde la Comisión de Educación y Cultura del Cabildo.

Aunque eso estaba previsto para este martes 14 de abril de 2020, el edil explicó que se ha aplazado porque la Procuraduría Metropolitana “no emitió los informes” requeridos.

Las artes más allá del show

Es comprensible que en la situación que estamos viviendo, los fondos se utilicen para la emergencia, “sobre todo si son montos destinados a espectáculos”, dice la historiadora del arte y docente Ana María Garzón.

Pero también habla de una necesidad de fondo: debe haber conocimiento de lo que son los derechos culturales para comprender lo que es el trabajo artístico.

La compensación anunciada “sería absurda si significa hacer más espectáculos, pues en esos eventos no hay nada que se construya como proceso para el sector”.

Y en eso coincide la gestora cultural y docente Paola de la Vega: “el problema es que la crisis no deja ver más allá de lo evidente: esa lógica de volver a contratar artistas no resuelve los problemas más profundos de la cultura a largo plazo”.

Además, hace una precisión, que ya ha señalado Andrade: una comisión municipal está tomando estas decisiones; pero el Concejo Metropolitano no tiene esa competencia. Es la Secretaría de Cultura la que debería hacer estas cosas”.

El sector está desarticulado

La Secretaría Metropolitana de Cultura tiene como titular a Diego Jara, productor de eventos de larga trayectoria y también agente de artistas.

En una de las pocas entrevistas que ha dado −en agosto de 2019, a diario El Comercio− dijo que “la cultura no solo está en la parte artística o escénica, sino que también implica llevarse bien entre la gente, no botar basura o recoger los desechos de las mascotas”.

Esa visión coincide con la manifestada por Yunda. Y tampoco contradice a Núñez, quien anunció que exigirá a la Dirección de Cultura de Quito que “sean artistas ecuatorianos y extranjeros residentes en la ciudad los contratados para fiestas de ‘Agosto, Mes de las Artes’”.

Estas condiciones se establecerían durante un año, es decir que incluirán Fiestas de Quito, que en diciembre pasado contaron con una inversión de $ 1,2 millones del presupuesto municipal para siete conciertos masivos y 37 shows en barrios.

Las gestoras consultadas para este artículo consideran que Jara puede escuchar a distintas voces. “Si son sensibles, deben estar pensando en convocar al sector, ver qué dinámicas se pueden construir”, señaló Garzón.

“Una verdadera compensación sería poner en pie, en funcionamiento a los distintos museos de la ciudad y sus centros culturales”, luego de la cuarentena. “Que tengan programaciones articuladas”.

Como autocrítica, Garzón sostiene que una debilidad es que las distintas disciplinas del arte y sus actores también están desarticulados. “Hemos circulado cerca de distintas instituciones, que cambian a sus autoridades, sin poder construir procesos que perduren”.

Arte y crisis económica

“En tiempos de crisis, las personas necesitan cultura”, escribio Ernesto Ottone, subdirector general de Cultura de Unesco, hace 15 días. Pero no solo se refiere al apoyo que brindan los creadores, sino al que requieren, pues muchos “no consiguen llegar a fin de mes y mucho menos proseguir con su actividad”.

En ese sentido, el organismo de la ONU habla de potenciar el acceso al arte.

En Quito, $ 205.000 dejarían de usarse para la promoción de derechos culturales y $ 100.000 se retirarían de servicios culturales.

“Hay compañeros que están en situaciones tremendamente precarias; hay que pensar de otra forma, unirnos por ellos”, Ana María Garzón, historiadora del arte.

“Al parecer, la cultura no rebasa su sector, sus debates. Eso dificulta que la gente la reivindique y vea como el derecho que es”, Paola de la Vega, docente y gestora.

Datos
Un espacio emblemático
El Centro Cultural Benjamín Carrión tiene un presupuesto de $ 110.000 para 2020. Su directora, Daniela Alcívar Bellolio, tiene previsto publicar dos colecciones antológicas, de ensayo y poesía, de cuatro tomos cada una.

90% del presupuesto cultura de los gobiernos seccionales del país se destina a fiestas por fundación e incluso religiosas de cada sitio.

Una selección de bajo costo
El Centro de Arte Contemporáneo convocó al “Jam del CAC”. La premiación no incluirá incentivos económicos. (I)

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