Entre memorias y olvidos, David Coral revisa los pasos de Edward Whymper
La memoria está hecha de ausencias, de vacíos; carga un pasado que en el presente se revela incompleto, alterado por la historia y los afectos.
¿Cómo recordamos? ¿Por qué recordamos y olvidamos ciertas cosas? son algunas preguntas que arroja el más reciente proyecto fotográfico de David Coral, quien revisa los pasos que dejó el explorador inglés Edward Whymper.
Con este trabajo, el fotógrafo documental ganó en la categoría profesional el último Premio Fotoperiodismo por la Paz “Juan Antonio Serrano”. Coral regresó hace tres meses a Ecuador después de hacer una maestría en Fotografía Documental en el London College of Communication (Universidad de las Artes de Londres), donde se gestó el proyecto ahora galardonado.
David Coral retrata la posible piqueta de Edward Whymper. La herramienta está colgada en el salón del Grupo Ascensionismo del colegio San Gabriel. Foto: David Coral
Luego de haber editado durante 12 años la revista especializada Montaña y de hacer un diplomado en fotoperiodismo en Barcelona, Coral sentía que era tiempo de saldar deudas con su formación profesional y personal, así que aplicó a una maestría en Londres como excusa para salir de Ecuador.
Afuera del país ratificó su vocación por la fotografía documental, por el ensayo visual. Sentado en una cafetería de La Floresta, el fotógrafo quiteño revela que lo que ha hecho toda su vida “es fotografía de calle, que es un género particular, no tiene temática, es bastante intuitiva.
La fotografía de calle que hacía no era tan conceptual, sino instintiva. En cambio, con Whymper me propuse estructurar un proyecto”.
Por la revista Montaña ha tenido cercanía con los viajeros exploradores que llegaron a Ecuador en el siglo XIX e inicios del XX. Esa época de viajes suscitó en Coral un interés por indagar en estos sujetos más románticos que científicos.
Josselyn Cabezas hizo su trabajo documental en la comuna La Chorrera, en Pedernales, Manabí. Visita el lugar luego del terremoto de abril de 2016. Foto: Josselyn Cabezas
Aunque diversos y más célebres viajeros anduvieron por el país -como Alexander von Humboldt, La Condamine o Theodor Wolf-, Whymper fue el elegido pues su historia estaba llena de imprecisiones y olvidos.
Whymper, que era alpinista profesional, estuvo en el primer semestre de 1880 en Ecuador y fue el primer hombre en coronar el Chimborazo (actualmente la cumbre de ese volcán lleva su apellido), entre otras montañas.
Proveniente de una familia de grabadores, se inicia en el montañismo porque su padre lo mandaba a Los Alpes para que hiciera ilustraciones de las montañas. Al Chimborazo –que desde el centro de la tierra es el punto más salido en el mundo– el inglés vino a estudiar los efectos perniciosos que tiene la altura en el cuerpo humano, aun cuando su meta final era subir la montaña. Y lo hizo dos veces.
En su estadía también recolectó objetos prehispánicos, animales y descubrió 28 nuevos tipos de insectos que se encuentran en el Museo de Historia Natural de Londres.
“En ese coleccionismo hay mucho de colonización. En el libro que escribió sobre Ecuador, Whymper cuenta cómo le arranchó unos collares a las indias y ellas no se sintieron muy a gusto con eso. En pro de la ciencia se van llevando las cosas. Esa parte la tengo muy consciente en mi trabajo”, dice Coral.
¿Qué queda de este viajero inglés en la contemporaneidad? ¿Cómo se lo recuerda? ¿Qué vestigios de él se preservan en el imaginario nacional? El proyecto de Coral no pretende rescatar la figura de Edward Whymper, sino plantear una reflexión sobre la memoria a partir de este personaje. Esa era su excusa para regresar al pasado.
Historias
Durante su investigación, Coral encontró una serie de historias fragmentarias que las fotografió. Por ejemplo, descubrió que en Riobamba hay un hotel con el apellido del explorador y que es administrado por seis hermanos solteros, católicos y mayores de 60 años. En Quito hay una calle importante -y ascendente- con el nombre del inglés.
En Londres, la casa donde vivió ahora es un centro de estética. Y también se encontró con el hijo de un montañista del Chimborazo que lleva el apellido del viajero, pero no sabe exactamente quién es. La presencia de Edward Whymper en el presente es inacabada.
Las imágenes de David Coral son aparentemente sencillas, directas, pero detrás de los rostros y objetos que captura se condensa una historia llena de contrastes. Cada fotografía está acompañada de textos, lo que convierte a su trabajo en un proyecto también literario.
“Como fotógrafo no me gusta la espectacularidad. No preparo nada. Lo que está allí, lo capto. Y hay cosas tan sencillas como el logo del hotel. No me hace falta tomar una foto a las personas a través del reflejo, de los vidrios solo por lucir contemporáneo. La realidad tiene demasiada carga para buscarle un efectismo técnico”, reflexiona el fotógrafo mientras saca un libro con sus imágenes.
Este volumen sobre Whymper fue hecho para su maestría en Londres y recoge todas las fotos que ha tomado hasta el momento –su proyecto aún está en el 70% de ejecución–. Para el concurso del Fotoperiodismo por la Paz, Coral presentó apenas 18 fotografías, entre las que destacan dos retratos.
El primero es uno sobre el padre español José Ribas, quien llegó al país en 1950 y es director vitalicio del Grupo Ascensionismo del colegio San Gabriel, en Quito.
En la década de los 60, durante una expedición en el Chimborazo, Ribas encontró junto con su equipo una piqueta del siglo XIX que ahora cuelga en la sala principal del club y cuya propiedad se la atribuye a Whymper.
El otro retrato es de Alison Lowell, librera desde hace 50 años que tuvo en 1994 una edición de Travels amongst the great Andes of the equator, de Whymper, y quien le reveló a Coral que el libro tiene dos tomos y que le gustaba las narraciones que hacía el explorador de “ese pequeño país allá en los Andes, entre Chile y Perú”.
Entre testimonios equívocos, empolvados y hasta maltratados, Coral aún sigue hurgando en una memoria cada vez menos esquiva. (I)
Premio
Categoría estudiantes
En la categoría estudiantil, Josselyn Cabezas ganó este premio con el proyecto Fuerza Simbólica, que documenta la vida en la comuna La Chorrera, ubicada en Pedernales, dos años después del terremoto de abril de 2016.
18 fotografías presentó David Coral para la categoría profesional. Whymper, memoria y olvido fue el nombre del proyecto.
En la categoría profesional, el jurado estuvo compuesto por Celeste Rojas (Chile), Gerardo Montiel Klint (México), Stephen Ferry (Estados Unidos) y Rocío Salgado (Ecuador).