Coro de la Compasión ofrece melodías navideñas en recital
La música coral puede ser la mejor terapia de sanidad. Y lo es, pues funciona como una receta a través de voces y sonidos ancestrales que potencian el equilibrio.
Eso fue lo que expuso el Coro de la Compasión, en su presentación titulada Canciones de Cuna, en la noche del miércoles en la Casa de la Música de Quito.
El grupo, con 5 años de formación, y bajo la dirección de la maestra de canto y soprano Jesús García de León cautivó al público con sus interpretaciones.
Las mismas navegaron entre los tonos pineales, especialidad del coro, y basados en el sistema del Dr. Todd Ovokaitys.
Los tonos pineales son un método que consiste en la emisión de sílabas sonoras de la voz, en secuencias particulares que fomentan el equilibrio humano, la salud y la conciencia.
Integrado por 20 personas en el escenario, el Coro de la Compasión es diverso, en un sentido literal, pues incluye niños, mujeres y varones, de distintas generaciones, quienes forman el perfecto complemento armónico vocal.
Así, interpretaron melodías entre clásicas y navideñas como el Ave María, el Cantique de Noel, The Lord’s Prayer, Dejad que Dios, de Johann Sebastian Bach, o el Hallelujah, de Leonard Cohen.
Luego, la temporada navideña se hizo más presente con villancicos como Dulce Jesús mío, Lindo Niño, Claveles y rosas, y Ya viene el Niñito.
El público aplaudió fervorosamente en cada pieza por el talento coral.
Por ellos, también ofrecieron el arrullo tradicional de Esmeraldas, titulado “Niño llora”, con la destacada participación del músico afroesmeraldeño Lindberg Valencia, en la percusión.
Las melodías también contaron con solistas como Melany Collahuazo, Eva Proaño, Marco Antonio Acosta y Daniela Quiroga.
Para el final dejaron el clásico navideño El tamborilero, que motivó la ovación de la audiencia.
El Coro de la Compasión ofreció con su canto una terapia musical única. (I)