Conjunto de retazos, como una sobrecama de bregue
Y habrá de todo, desde las pequeñas felicidades que le dan sabor al caldo hasta las tristezas que no te matan de la pena pero duelen (o luele, como decía el chinito quejándose de la colupta costumble de hacel amol hombles con hombres) pasando por las mil y un tonterías que leemos, oímos o vemos, y son el pan nuestro de cada día.
Palante pues.. Lindo triunfo de Ecuador sobre Chile.
Tanteador justo 3 a 1, pero pudo ser mayor. Pésima puntería de los locales, a tal punto que uno de ellos metió un auto gol que puso a ganar a Chile por 1 a 0. Pero la Tri remontó y aquí estamos, terceros en las eliminatorias mundialistas, después de Argentina y Colombia, que también ganaron, la primera a Uruguay 3 a 0 y la otra a Paraguay 2 a 0, en el asadero de Barranquilla.
La tontería correspondiente: Un titular periodístico a ocho columnas que dice Tri tiene un hijo chileno.
Nos parece una bobería de mal gusto, porque lo cortés no quita lo valiente.
Leonardo Valencia y Fernando Balseca publican sendos artículos sobre Antonio Cisneros, poeta peruano que acaba de fallecer a los 69 años de edad (número cabalístico, no para morir sino para vivir), víctima de un cáncer pulmonar, dando cuenta del hombre, su simpatía, su personalidad generosa y amable.
Por ellos nos enteramos de su muerte, y nos extraña que esta no haya sido noticia para nuestra prensa, considerando que Cisneros fue (es, un gran poeta y no solo una excelente persona). Recuerdo con afecto unas cuantas borracheras que nos pegamos en diferentes lugares, una en México DF, otra en Guayaquil, una tercera tal vez en Barcelona, pero lo que verdaderamente recupero y respeto es su poesía, su canto ceremonial para un oso hormiguero, su audacia expresiva, la felicidad que me depara su lectura.
Un chino ganó el Premio Nobel de Literatura. Se llama Guan Moye pero es conocido literariamente por su seudónimo Mo Yan, que significa “no hables”. ¿Humor chino o ingles? No se sabe, pero sí que es humor negro. Casi como el que usan los suecos, haciéndose los suecos, definiendo la poesía del amarillo con un galimatías según el cual Mo Yan no habla pero tiene influencias, de García Márquez, por ejemplo, por lo que su poesía une lo real maravilloso con lo delirante y el realismo alarmista del león rampante más la virginidad de las ballenas.
_¿Cómo les quedó el ojo?, pregunto y sigo para olvidarme del chino. Y me encuentro con tres personajes, uno palestino, otro argentino y el tercero francés, unidos por el cordón umbilical de su excelente opinión sobre Guayaquil, “una ciudad grande, cosmopolita y caótica, cuyos habitantes son sencillos, curiosos” (léase con deseos de aprender), “cálidos y acogedores”, subraya Ángel Pescara, nacido en Mendoza, Argentina, y guayaco de corazón.
Para él, Guayaquil es una mezcla de muchas cosas, única en sus modos, un país dentro del Ecuador, una suma de personajes y lugares, tan variada que es irrepresentable por una sola imagen. Añade que aquí no extraña nada por que hay todo y elogia tres platos típicos: el bolón de verde del desayuno, el caldo de bolas y los yapingachos.
El palestino Fadi Ahmad subraya , por su parte, que su cultura es “parecida a la de Guayaquil, mucho más que a la europea” y que “coincide en el respeto y cuidado de la familia, por lo que se siente como en su casa”, en una gran ciudad que acoge afectuosamente al extranjero y no le da importancia a las diferencias raciales”.
Por último el galo Simón Blázquez elogia Urdesa como lugar para vivir, divertirse y caminar, así como las comidas del país, dentro de las que destaca las cazuelas de verde.