Charly recuerda al “jefe de los Beatles”
Junio de 1964: yo creía que poseía todos los 45 revoluciones y los LP de 33 1/2, así que mi sorpresa casi roza la incredulidad.
Estaba allí, en el medio de muchos 45, un disco doble, con la tapa de colores y un pelirrojo que yo no conocía, y si te fijabas bien estaba escrito arriba “The Beatles”.
Sin leer la contratapa, sin enterarme de la historia, puse el disco, y me parecieron los Beatles prehistóricos, tocando “My Bonnie”, una canción de colegio cristiano.
Hoy que conozco la historia -de pe a pa- por las revistas de rock, y porque nos encontramos en La Cueva, para zapar lindo y largo, al terminar la jam session, acordamos como dos adolescentes ir al estudio de Páez y crear una canción.
Yo tenía la melodía y un poco de la primera parte de la letra, y ahí Tony insertó “It’s too late, to say I’m sorry”, que es un pedazo de la canción de los Zombies, pero que iba perfecto con “es tu ley, hacerme sentir culpable”.
Recuerdo que lo tuve que echar, prácticamente, y lo llevé a Ezeiza en un taxi. Por supuesto le hice todas las preguntas que hasta ese momento, por mi cholulismo, me daba vergüenza.
Hablaba mal de los Beatles, o por lo menos, me confesó a mi pregunta de “¿Vos te diste cuenta cuando estabas grabando con ellos que iban a ser los Beatles?”; “Bueno, Paul es un muy buen músico y John... It’s OK, es más para la política”.
Terminé el viaje, lo dejé en el avión, y tuve la misma sensación que tengo en mis conciertos: entrar todos en la dimensión desconocida.
Mario Serra y otros pocos músicos y amigos conversaban con él horas, y nadie se entendía para nada entre sí, pero la pinta de Tony, como si hubiera llegado de Hamburgo hacía media hora, y la onda con Mario de su guitarra y la forma antigua que el baterista siguió (mejor que Pete Best en los estudios Polymer)...
Conocí poca gente que cambió la historia: Oldham, Maradona, Spinetta, Yoko Ono... Y para hacer una analogía que podamos comprender todos: mucha gente escribe y dice “Charly García es parte de la banda sonora de mi vida”; ellos no fueron solamente la banda sonora, fueron idealismo, el rock, la rebeldía, la juventud, un amor a la música que oscurecía cualquier intención mercantilista.
Tony era Elvis, Lennon, Woody Allen, y sin él, jamás los discos de los Beatles habrían llegado a Brian Epstein ni a George Martin.
Él, por supuesto, no compartió la gloria y la fama de sus empleados, pero a pesar de no halagarlos mucho se nota que fueron una pandilla, un gang con camperas de cuero.
Bueno, quise en mi tristeza recordar a Tony, por poco tiempo “el jefe de los Beatles”. Y una persona de realmente muy buena madera. Escuchen “I’m not in love” y acuérdense de él, gran persona.