'Censurado' arma su trabajo poético con ficciones cotidianas
El año pasado Eduardo León presentó su poemario Censurado, con la editorial El Ángel Editor. Se trata de un grupo de poemas eróticos que ha acumulado desde la primera vez que quiso apoderarse del romanticismo como método de conquista.
“Yo soy censurado desde los 13 años, tenía que buscar un nick para el chat y pensaba en que la gente cuando se pone un apodo, piensa en una manera de censurarse, desde entonces soy Censurado. La poca gente que me conoce de esa forma”, dice.
Allí comenzaron sus primeros trabajos con la poesía, el juego del coqueteo infantil y una forma de camuflar la timidez a través del verso.
No es sino hasta 2009 cuando le comenzó a saltar la idea de publicar una parte del manojo de cuadernos en los que se desahoga de sus pensamientos.
En 2018 se apareció en su camino El Ángel Editor, editorial dirigida por el poeta Xavier Oquendo, que finalmente le pasó un contrato para que revisara las condiciones y se gestionara su lanzamiento.
El trabajo de León surge de vivencias cotidianas, de sus formas de filtrarse en los callejones solitarios de Guayaquil, la ciudad en la que vive, para hacer fotografías nocturnas.
Su trabajo se construye con las imágenes que se convierten en ficciones en su cabeza mientras camina en la rutinaria ciudad.
En su obra parece que le hablara a una sola mujer, a la que idealiza y desea. La piel y la sonrisa son objetos constantes para describir la forma en la que muta un todo.
Como escenario están las ciudades que le gustan. Guayaquil, Cuenca, Quito, Ayampe, “ciudades en las que pasaron cosas y marqué para siempre”, dice.
Tyrone Maridueña en el prólogo dice que “el poeta ha decidido hacerse cargo de su deseo/palabra/vértigo, el texto es el orgasmo inmortal que se revuelca en las páginas garabateadas de una mujer completa, gigante, inmensa, pero que aún no le ha dicho: te quiero”. (I)