Dejé de sentirme por sentirte” es una de las frases que flotó en el aire de la “Celda 4”, en la que están dos mujeres atormentadas por los fantasmas llamados amor, religión y sexo, que suelen torturar incluso cuando no se está en una prisión.

La obra de teatro tiene varias particularidades, entre ellas, un guiño en el género de suspenso poco propuesto en las tablas quiteñas y, la otra, que es presentada fuera de los escenarios habituales, es decir, se expone en una casa y en esta ocasión, la residencia de la directora, Diana Borja.

La puesta en escena de “Celda 4” les tomó dos años a sus creadoras Alexandra Londoño, de 29 años, y María José Armas, de 25.

Llegar al cuadro final les tomó su tiempo, dijeron sus creadoras, ya que cada vez que ensayaban  en sus mentes aparecían aquellos fantasmas que rondan a los seres humanos.

Las mujeres y su entorno, los hombres y sus búsquedas, la sociedad y sus estereotipos, la religión y sus manipulaciones se ven reflejadas en esta historia que se presenta en una salita de apenas 20 personas.

El objetivo es que el público se sienta en una celda y experimente la sensación de encierro, soledad, de pequeñez, en donde su único amigo podría ser un pequeño ratón.

“Celda 4” contiene  diálogos pregrabados y está musicalizada, lo que no permite un momento de improvisación, dijo Alexandra, quien en una escena dejó que su amigo el pequeño ratón recorriera su cuerpo.

La obra se presentará mañana, a las 19:30, en la casa ubicada en la Marcos Aguirre N47-204 y Avenida Brasil (Parada la Concepción). Para reservar, llamar al 0998528171. Costo: 10 y 7 dólares, incluye vino y piqueos.