Los cantos de San Agustín documentan una época
Cuando en el siglo XVII los frailes agustinos se reunían en la liturgia para cantar los laudes, vísperas y completas, no imaginaron que el libro coral que usaban se convertiría en una pieza de importante valor histórico de Ecuador.
Se trata del Libro de Cantos de las Fiestas de San Agustín (1628), que el año pasado pasó por un proceso de investigación científica por parte del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) junto con Fundación Conservartecuador.
La entidad presentó este martes a la comunidad los resultados de la investigación en la Sala Capitular del Convento de San Agustín, en el Centro Histórico de Quito.
La obra forma parte de la colección de 29 libros corales que están bajo la custodia de la orden religiosa.
Los libros corales son volúmenes de gran formato, elaborados generalmente en pergamino y con encuadernaciones de cuero.
Fueron utilizados para el canto en las celebraciones litúrgicas.
Trabajo en el laboratorio
El INPC realizó un análisis de los materiales constitutivos del libro para preparar el texto para una conservación preventiva, según Michelle Mármol, investigadora química del laboratorio de la entidad.
El objetivo de la investigación fue caracterizar los materiales del libro de coros de las fiestas de San Agustín.
Para ello se usó una combinación de técnicas analíticas no destructivas y la extracción de micromuestras.
La publicación está hecha en pergamino, con tinta e iluminaciones.
Mármol explicó que el pergamino es de la piel de una oveja, mientras que las tintas varían con el paso del tiempo.
La iluminación era un efecto de remarcado para que los frailes pudieran fijarse en la letra y cantar.
“La iluminación ayudaba a que sea más vistoso”, manifestó Mármol.
El texto escrito en latín es una vitrina a 391 años al pasado, y en sus últimas fojas constan datos históricos del documento.
Refiere que fue escrito por el Padre Mayor Fray Francisco de la Fuente, vicario Provincial, General de la Provincia, en 1628.
El libro es un ejemplar que exhibe pintura decorativa u ornamentación barroca relacionada con el arte de la época.
“Toda esta información se debe aplicar en la elaboración de un protocolo para la conservación, según los materiales”, dijo la investigadora.
Fundación Conservarte
La investigación del libro coral es producto de la cooperación entre la Fundación Conservartecuador, el INPC y la comunidad agustina.
“Nació con el proyecto de restauración de la biblioteca del Convento de San Agustín, pues estaba deteriorada”, contó Ramiro Endara Martínez, director ejecutivo de Conservarte.
En el convento funcionó la primera universidad del país, la Universidad de San Fulgencio, entre los años 1586 y 1752, y en ese tiempo se inauguró la biblioteca de San Agustín; de ahí su importancia histórica.
Endara destacó que el Programa de Preservación Emergente de la Biblioteca de San Agustín se concretó con la contribución del Fondo del Príncipe Claus (Holanda) y el aval del INPC.
El libro coral es parte de esta colección histórica de textos, que llega a más de 20.000 libros.
El texto es considerado como un “legado musical sacro de trascendencia, pues servía en el rezo latino cantado en común, con melodías gregorianas europeas y novohispanas”.
Endara dijo que el objetivo primordial de toda restauración consiste en estabilizar y recuperar obras en mal estado de conservación y permitir su consulta y exhibición pública.
En ese sentido, detalló que para un bien patrimonial tan complejo como un libro coral, intervinieron profesionales expertos en campos como la restauración de papel, pergamino y cuero.
Así como bibliotecólogos, musicólogos, expertos en lenguas clásicas, historiadores de arte, curadores y demás colaboradores de la Fundación Conservartecuador.
Para Fray Wilson Posligua, prior del Convento de San Agustín, la investigación del libro coral significa “un aporte a la cultura de Quito y un rescate relevante de las obras del convento de la memoria histórica de lo que iniciaron nuestros antepasados”. (I)
Imágenes de algunos libros restaurados de la Biblioteca del Convento de San Agustín, que incluye más de 20.000 textos en varios idiomas.